jueves, 31 de diciembre de 2009

3.500 KILÓMETROS



Podría ser desde Valencia a Moscú, 3.500 kilómetros y 330 horas dedicadas durante todo el año a correr, por montaña y por asfalto, en carreras y entrenamientos, casi siempre en ruta y algunas pocas veces en pistas de atletismo.

Maratón de Valencia, Marató de Borriol, Marató i mitja, Nuria-Queralt, CMA Javalambre Trangoworld, Media Maratón Castellón, Media Maratón Valencia y Maratón Espadán, es la lista de veces que me he calzado el dorsal.
Se acabó 2009, un año muy disfrutado y muy disputado en las carreras. Con retos cumplidos con éxito y otros no tanto. Me acordaré mucho tiempo de la Mim 2009, con la marca 7h28’ conseguida tras la trepidante llegada a meta. En el apartado de aventura recordaré también la Nuria-Queralt y la CMA Javalambre Trangoworld, dos travesías saboreadas piedra a piedra, kilómetro a kilómetro, a través de la oscuridad, de la tormenta, del frio del amanecer o de la incertidumbre de la soledad. Respecto a las maratones de montaña, en Borriol el exceso de confianza me retrasó a unas tristes más de 6 horas, y en Espadán ocurrió todo lo contrario: la tensión por conseguir marca me llevó casi al fiasco al tener que arrastrarme los últimos kilómetros para lograr el ansiado sub 5h.

En el asfalto hubo un buen comienzo: la Maratón de Valencia se saldo con la marca de 3h18, mejorando en 10’ la anterior, pero con un final agónico arrastrándome entre la marea de corredores que me iba superando. Sin embargo, las medias de Castellón y Valencia, con 1h30 y 1h28, me dejaron demasiado lejos del deseado 1h25 que quedará pendiente para otro año. Arañando solo unos segundos a la marca del año pasado, no acabo de sacar rendimiento al esfuerzo de los entrenamientos.

El rio en Valencia, desde el Parque de Cabecera hasta la Ciudad de las Ciencias, el nuevo recorrido por el futuro parque fluvial, unos días en Pirineos, desde Castejón de Sos hacia El Solano, también en Alicante, por el paseo marítimo desde San Juan hasta El Campello, y el último descubrimiento, las pistas de atletismo del rio, han sido los escenarios de los kilómetros recorridos durante todo 2009.

Quizá sea un lujo excesivo dedicar, entre carreras y entrenamientos, casi una hora diaría a correr. Después del sexto año de corredor sigo sintiendo cierta culpabilidad en el hecho de disfrutar por ello. Sobre todo en las carreras de día completo, y a veces con noche incluida, con la familia esperándome en casa. Es el sabor amargo del “papi, papi, ¿dónde has estado?” el que puede que algún día me haga dejar de correr.

domingo, 13 de diciembre de 2009

ESPADÁN 2009

Regreso a la montaña después de dos meses y medio pisando asfalto. Será la tercera Maratón de Espadán que hago y me gustaría acercarme a las 5h, mejorando en 25’ el tiempo logrado en 2007.

Con esta carrera cierro 2009, hasta ahora el año más completo en lo que a carreras se refiere. Mi calendario ya está agotado (y yo también), y aunque hay algunas proposiciones tentadoras antes de fin de año, es hora de parar un poquito e ir planificando 2010.





La Maratón de Espadán es una de las carreras de montaña más importantes de la Comunidad Valenciana, tanto por antigüedad como por número de inscritos. Ésta será la decimosegunda edición y se superarán los 700 participantes. El recorrido, sobre el papel, no es demasiado exigente. Calificada de dificultad media, tiene un desnivel acumulado de 3.200 m a lo largo de sus más de 42 km de recorrido.

Características técnicas del circuito:Distancia: 42,200 Km.
Desnivel positivo: 1622,5 m
Desnivel negativo: 1622,5 m
Altitud máxima: 1080m m
Dificultad técnica ( art. 2.5) MEDIA (38 m desnivel positivo por kilómetro
Carrera SIN GRADUACION (53,3 % Vía ancha)
Esto, sin embargo, significa correr más. Lo que se traduce en mayor desgaste, mayor riesgo en las bajadas y mayor probabilidad de lesiones. Al final, como siempre, la dureza de las carreras está en nosotros mismos, en lo que seamos capaces de exigirnos hasta alcanzar el límite de nuestra resistencia, y Espadán es, en este sentido, uno de los mejores bancos de pruebas para exprimir nuestra capacidad.

El recorrido es de gran belleza porque atraviesa algunos de los rincones más bonitos de la Sierra de Espadán. Según se muestra en el perfil de altimetría, se divide en dos partes, la primera hasta el pico Espadán, y la segunda hasta Seborbe, en un recorrido circular en el sentido de las agujas del reloj, pasando por La Vall d’Almonacid a la ida y regresando por Almedijar y Castellnovo a la vuelta.

El terreno es senda en su mayor parte, combinado largos tramos de pista y apenas unas cuantas calles asfaltadas en Segorbe, La Vall, Almedijar y alrededores de Castellnovo, o unos pequeños tramos hormigonados. Hay dos partes especialmente interesantes: el barranco Malo, justo antes del pico Espadán, y, sobre todo, el barranco de Almanzor, ya bajando hacia Almedijar, en cuyo fondo serpentea suavemente la senda a través de túneles bajo la maleza del bosque.

La sensación de correr culebreando por el fondo del barranco de Almanzor, en ligero descenso, saltando las corrientes de agua que en ocasiones se cruzan, fue la delicia de la carrera. Justo lo contrario que el tramo final arcilloso, con un kilo de barro pegado a cada zapatilla. También era en descenso y, sin embargo, había momentos que parecía que se te clavaban los pies al suelo. Pero me estoy adelantando… mejor empezar por la mañana, a las 7h, camino de Segorbe.

Amanece nublado, temperatura suave, entre 7 y 8 grados, y de momento la amenaza de temporal todavía no se hace presente. Llegamos pronto al polideportivo, sacamos los dorsales y nos preparamos el equipo.Bien, tenemos alrededor de media hora para calentar.

Ya de vuelta en el pabellón tenemos los primeros encuentros: saludo a Isidro, a Fernando, ambos compañeros de la CMAJ Trangoworld 2008, a Jose Manuel, compañero también de la misma carrera pero en la edición de 2009. Otras caras conocidas de los entrenamientos en el antiguo cauce del Turia son la de Jose Manuel Guillot y la de Ignacio Requena, con ese estilo tan personal y efectivo para correr. También Ramón se encuentra con un colega Ironman, ¡que son de carne y hueso!, pero echo en falta saludar a Miguel (Raca) y a Manuel (Djfemer).

Bueno, ya está bien de relaciones sociales, que aquí hemos venido a correr, así que nos dedicamos a dar vueltas a la zona reservada del pabellón y a estirar, que la salida es inminente. Nos colocamos bastante cerca del arco y unos segundos después de las 9h se da la salida.

Ya estamos callejeando hacia la parte alta de Segorbe y noto como los minutos previos de calentamiento me han sentado fenomenal. Pasamos la fuente de los 50 caños y bajamos las últimas pendientes antes del ascenso a Rascaña.

Llevo un ritmo bastante alegre (demasiado alegre se verá más tarde) y pronto dejo atrás al grupo con el que había salido y me encuentro codo con codo con verdaderas locomotoras humanas. Claro, esto no podía durar mucho, así que con un lento pero constante goteo voy siendo adelantado por otros corredores más fuertes. No es que se me atraganten las primeras cuestas, al contrario, me encuentro bastante fresco, pero desde luego, no estoy en el grupo adecuado, así que me lo tomo con calma, yo sigo a mi ritmo y cuando oigo por detrás algún cohete con patas, le dejo pasar de inmediato.

Después del primer control bajamos de Rascaña y encaramos las primeras bajadas por senda hacia Zagalorca. Esto es un disfrute, corremos como gamos, el ambiente es frio pero no molesta. Un pequeño repechón para subir a las lomas altas que dividen ambos valles y al fondo divisamos La Vall. En pocos minutos estamos atravesando las calles, ya con el pavimento mojado y resbaladizo, hacia el segundo control.

Justo a la entrada de la Vall nos recibe un coro de angelitos tocando sus trompetitas. Espera, el tio ese de la barba ¿es un querubín? Pues no, es Rober (Ggroc), trompeta y megáfono en boca, animando al personal, desgañitándose para entrar en calor y hacernos entrar en calor a los demás. ¡Gracias Rober por estos ánimos!, ¿cómo hacías para llegar a todos los puntos de la carrera antes que yo? Yo de ti la corría, ¡menudo tiempazo te ibas a marcar y seguro que te cansabas menos!

Pues ya estamos subiendo hacia el Bellido y este año por una variante del recorrido mucho más montañera. Pura senda a través de una ladera de matorral que sube en ascenso cada vez más pronunciado hasta que… Bueno, aquí el cansancio ya empieza a hacer mella y la memoria se va debilitando. La llovizna empieza a calar, la altura se nota en la temperatura que va bajando y las piernas comienzan a hacerse más pesadas. Por detrás asoman Fernando y los dos Jose Manueles, pero seguimos tirando todos arriba. Pronto dejamos el Bellido y su control de avituallamiento, ascendemos un par de tramos más de senda con sus correspondientes “descensos peligrosos” y nos encontramos en la pista de Almedijar a Espadán que seguiremos unos kilómetros hasta el descenso al barranco Malo. En esta pista mantengo un trote sostenido incluso en algunas rampas más pronunciadas, pero no hay manera, toda la banda me persigue y me sopla en la oreja. Llegamos al desvio hacia la senda del barranco Malo, lugar de despiste en 2007 con unos siete u ocho minutos de pérdida. Este año muy bien indicado con doble cinta cruzada en la pista. Imposible saltarse el desvio. Encaramos la senda con zancada larga, ya se agradece un nuevo descenso por suave que sea. Es un tramo muy cómodo, tan solo es necesario tener mucha precaución con los resbalones en las rocas del fondo del barranco. Por lo demás, el descenso es precioso. Por fin llegamos al barranco de Aguas Negras y el muro de la subida al Estuco se aproxima. Es un tramo al que le tengo más que respeto. Sufro lo indecible, se me atraganta y no hay forma de coger ritmo. El grupo se mantiene, pero ya voy viendo que mientras los demás están reteniendo para dosificar energía, yo tengo que darlo todo para seguir el ritmo. Así llegamos a la pista de la Nevera y al control del Estuco, la media maratón, que alcanzo con 2h23’.

Dos vasitos de isotónica, no me acuerdo si como algo, y rápidamente hacia el Espadán. Las pendientes son muy potentes, y ya voy dejando paso al grupo. Pronto perderé de vista a Fernando, también Silvia que iba con él pasa delante y nos quedamos Jose Manuel y yo formando un buen tandem. Al cabo de un indecible sufrimiento alcanzamos el pico. Marca en el dorsal, foto y abajo. Arriba en el pico el tiempo es más que frequito, las nubes están muy cerradas alrededor y no nieva, pero la llovizna es peor porque acaba calándote. Sin embargo me encuentro bien ¿será que he acertado con el equipo?. No es especialmente sofisticado, pero, por cierto, ya es hora de que haga un inciso al respecto:
- Zapatillas trail con 2 CMAJ, 1 Borriol, 1 Marato i mitja, y varias salidas pirenaicas (media suela de la izquierda se romperá en la zona de barro del último tramo). Esta ha sido su última carrera.
- Mallas piratas
- Calcetines gorditos no muy técnicos
- Camiseta coolmax manga larga
- Polar finito
- Guantes regalo maratón de Valencia
- Buff regalo K25
- Ni botellín, ni mochila, ni cinturón, ni nada, y no los echo en falta.
- Promesa de, en la siguiente carrera, cuidar un poquito más el material.

Lo mejor, el buff, sin lugar a dudas. Cuando hacía más frio, buff arriba. Que llueve, buff por la cabeza. Que tengo calor, buff abajo, y así, entretenido hasta meta.

Bueno, pues después de haber repasado el equipo, volvamos a la carrera. Bajamos del pico por el tramo donde coincide subida y bajada y me encuentro con Isidro que va poco a poco aumentando el ritmo. La senda de bajada tiene tramos delicados pero me encuentro muy cómodo e incluso gano algunos puestos. Jose Manuel va quedándose poco a poco hasta que se detiene en el control del Alto de la Mujer para coger ropa seca.A partir de aquí ya no le veré hasta meta. Después del control hay un tramo largo de pista en pronunciado descenso que nos lleva hasta el barranco de Almanzor. En la pista soy superado por varios corredores, mi zancada no da para más, estoy acusando el cansancio de la subida y no encuentro un ritmo ágil en bajada.

La senda por el barranco de Almanzor es pura delicia. Durante un largo tramo me encuentro corriendo solo, y me dedico a disfrutar del bosque, del suelo suave y mullido, de las pequeñas corrientes de agua que lo atraviesan de vez en cuando, de los aromas… Pero todo lo bueno acaba (y lo malo también) y al cabo de un rato me encuentro trotando por la pista ya camino de Almedijar. No es el trote que quisiera llevar, pero no encuentro otro mejor. Así y todo, alcanzo a un corredor que no puede mantener la carrera en las ligeras subidas, proeza que pagaré con intereses al cabo de unos kilómetros al ser superado por el mismo mientras yo me arrastro a duras penas.

Control de Almedijar, hincho el pecho y con dos vasitos de isotónica y una porción de naranja salgo de nuevo enfilando el camino hacia Castellnovo. Pero, ¡ay!, la ración de calamares con cerveza que me hubiera gustado tomar en el control se convierte en dos platos rellenitos de calambres, uno para cada pierna. ¿Qué hago? Si me paro no me lo perdonaré, y si continúo se me van a acalambrar hasta las orejas. Bajo el ritmo al mínimo para mantener los calambres a ralla y espero que poco a poco vayan desapareciendo. Desde luego, aquí la carrera ya ha cambiado. Los síntomas de cansancio y de pesadez en las piernas se han convertido en un agotamiento generalizado que me frena y me ata al suelo. Los siguientes tramos son penosos, cualquier ligero ascenso se convierte en un infierno y no me queda más remedio que, ¡oh tabú!, dejar de correr. Así, sintiéndome un poco piltrafilla por haber desafiado a la maratón, voy arrastrándome y siendo superado por Isidro, por Jose Manuel, y por algunos otros que no tengo el gusto.

Y así estabamos cuando llegó el barro. De repente la senda se convierte en pista, y la pista en barrizal de arcilla. ¿Dónde pisar? A cada zancada la capa de barro pegada a la suela aumenta en unos milímetros. Al poco no puedo apenas levantar los pies para avanzar debido al peso del barro y siento como si trotara con unas bolas y cadenas de preso atadas a los pies. Eso sí, he ganado por lo menos dos centímetros de altura, a ver quien se queja de eso. Por fin se acaba el barro y buscando charcos en los que meter los pies acabo por soltar todo el barro pegado. Luego comprobaré como casi suelto también media suela que no ha resistido este último esfuerzo.

Segorbe está a la vista. ¡Demasiado lejos! A todo esto, desde que pasamos Castellnovo he ido fijándome en el crono para ver la posibilidad de cumplir mis 5 horas previstas. Y lo que era bastante tranquilidad al principio se ha convertido en franca duda, porque con mi pobre rendimiento en los últimos kilómetros veo comprometido el resultado. Sobre todo cuando el último kilómetro es en pronunciado ascenso a través de las callejuelas de Segorbe. Pero el olor de meta es un antídoto contra el cansancio y, como siempre ocurre, las meras ganas de acabar con el sufrimiento renuevan las fuerzas para lograrlo cuanto antes. Así que, oyendo los pasos de los que me siguen y apretando el ritmo para mantener distancias con ellos giro la última esquina y encaro la calle que conduce al pabellón. Aquí ya no hay excusas. Se trata de correr con ganas, faltaría más, como si esto hubiera sido un paseo. La gente animando hace el resto, la vuelta a la pista del pabellón es el mejor premio de la maratón. Al final, objetivo cumplido: 4h58’, meta y foto de llegada, ¡para enmarcar! No pensaba que estaba tan destrozado.
La organización muy buena, han conseguido mover más de 700 corredores sin problemas. Los avituallamientos correctos y el trato mejor que en las dos ediciones anteriores. Los regalos de meta muy bien, un detallazo.

En general, muy contento con la carrera, final agónico pero ¡con 4h58’ objetivo cumplido!

domingo, 22 de noviembre de 2009

DOS MEDIAS NO HACEN UNA ENTERA



Noviembre 2009, 8 y 22. Dos medias: Castellón y Valencia

Dos carreras para disfrutar: circuitos urbanos y rápidos, para correr como liebres, y a la puerta de casa.

Dos planteamientos y dos resultados: Castellón 1:30:23 y Valencia 1:28:05.

Castellón: circuito a dos vueltas, primera conservadora, 46’, en compañía y de entrene, y segunda a muerte, pero no puedo ir más allá de 44’. Demasiado viento pero disfrutando los adelantamientos.
Valencia: objetivo muy ambicioso, salgo a 4’6” durante los primeros 4 km, pronto bajo a 4’13” pero acabo estabilizando a 4’9” en la primera mitad. Intento mantener y mejorar pero es imposible: sensación de piernas pesadas, respiración demasiado acelerada, para beber en los avituallamientos casi tengo que parar. Finalmente, 4’11”, o lo que es lo mismo, 1h28’5”, después de haber intentado sin éxito dos aceleraciones, una en el km 19 y otra en el 20, que solo han durado doscientos metros.

Resultado: ¡mejor marca personal! Bueno, he arañado 40” al crono del año pasado, algo es algo, pero esto habrá que mejorarlo.

domingo, 27 de septiembre de 2009

XIV CUERPO, MENTE Y ALMA EN JAVALAMBRE 2009: LA CRÓNICA

La XIVª edición de la Cuerpo, Mente y Alma en Javalambre ha pasado. Las heridas ya están cicatrizando, las piernas vuelven poco a poco a la normalidad y mi forma de andar ya está dejando de ser cuasi-pléjica.

Esta es mi segunda participación, sin el encanto y misterio del año pasado, la primera vez. Pero la motivación es, si cabe, mayor, porque el reto es doble: se trata de no cometer los mismos errores y además sacar ventaja de los entrenamientos anteriores.

En las semanas previas voy planificando la mayoría de elementos que compondrán mi equipo, así como las líneas generales de la estrategia de carrera. También voy recuperando las experiencias del año pasado y recordando los diversos momentos de la travesía. Aunque de forma muy poco ordenada, voy conformando la preparación de mi travesía de montaña más importante del año.

Al final, después de días de probar y descartar, la lista de material se compondrá de:

En la mochila de carrera:Dos bidones de ½ litro c/u
Pastillas isostar, geles y barritas
GPS
Hoja de ruta
Gorra
Cortavientos
Bastón
Silbato emergencia+brújula
Botiquín
Pañuelos papel
Móvil
Documentación, dinero, llaves.

En la bolsa de Pina de Montalgrao:
Ropa recambio seca
Linterna frontal
Pilas recambio
Manta térmica
Buff + Pasamontañas
Guantes
Camiseta gruesa manga larga
Forro polar
Crema rozaduras

En la bolsa de meta:
Ropa cambio
Toallas
Útiles aseo llegada

En la mochila de carrera llevaré lo imprescindible ya que todo el material para la noche y el frío lo puedo recoger en el avituallamiento de Pina de Montalgrao, donde la organización nos traslada esa parte del equipaje, al igual que en la llegada, en el albergue de Camarena de la Sierra.

Planificar el recorrido es bastante más difícil y cualquier previsión se hace más inexacta a medida que pasan las horas y los kilómetros, pero, en todo caso, espero bajar de las 24h42’ del año pasado, evitando pérdidas y mejorando el ritmo.

La semana anterior a la carrera pasa muy rápida, entre viajes y gestiones, y sin darme cuenta llegamos al viernes. La lista preparada previamente demuestra su utilidad porque a las 22h de la noche no tengo más que ir rellenando la mochila y las dos bolsas sin pensar demasiado. Por fin está todo el equipo a punto. ¿Y yo? No lo sé… es una carrera complicada, no solo hay que aguantar físicamente, sino que hay, además, un montón de variables que pueden hacerte perder mucho tiempo o abandonar.

Me acuesto alrededor de las 12h, esperando oír el despertador a las 6h.

Por fin suena, es el momento, cada acción ahora está encaminada a ponerme, a las 8h, en la línea de salida en las mejores condiciones. Me refresco un poco con agua para despejarme, desayuno igual que cualquier día, hago unos estiramientos breves, me pongo la ropa de carrera, visito el lavabo por última vez, cargo con el equipaje y al coche. Son las 6h30’, no ha amanecido todavía y tengo poco más de media hora hasta Alfondeguilla. El tiempo está perfecto, no hay nubes pese a las malas previsiones que nos han amenazado toda la semana.

En la plaza ya hay algunos más madrugadores que yo. Saludo aunque no reconozco todavía a nadie, cojo el equipaje y me encamino al refugio desde donde empezará la carrera. Una vez allí arriba, al primero que veo y saludo es a Jose (K25), se nos unen un par de compañeros y al poco ya veo a Tomás y a Raquel. ¿Qué tal? Un año…, sí, ¡se ha hecho larga la espera! Estamos allí, como el año pasado, sin embargo no todo es igual, veinte corredores más, y nivel, bastante nivel. Por allí cerca se ve a Juan Antonio Ruiz y a Xari Adrián. Saludo también a Manolo Segarra. Se echa en falta a Grallero, Ferrato, Zarpazo, Paco el Choli, etc.

¡Bueno!¿Qué no tenéis ganas de salir? nos grita Tomás después de las fotos de familia de los 60 corredores. Acaban de dar las 8h, nos encaminamos a la explanada frente al refugio y sin más ceremonias, ¡adelante!, trotando los primeros pasos para soltar unas piernas que ya estaban cansadas de esperar para empezar a internarnos en la travesía.

Por delante tenemos que cruzar la totalidad de la sierra de Espadán, siendo sus principales dificultades el collado de Ibola, el propio pico Espadán (1.083m) y el pico Rápita (1.106m). Desde ahí, el descenso a Matet marca el final de la sierra y el inicio de un paréntesis a lo largo de Pavías e Higueras, dos pequeños pueblos arrinconados por las montañas. A partir de entonces viene un largo recorrido para salvar los más de 1.100m del Alto de las Palomas y con un pequeño esfuerzo más bajamos a Fuente Arenillas, en el cruce con la carretera de Caudiel a Montán. En falso llano atravesamos el Mas de Noguera, antigua masía destinada a residencia vacacional y un último resalte de colinas nos acercará finalmente a Pina de Montalgrao, avituallamiento con cambio de ropa. La primera parte de la prueba termina aquí, a partir de ahora se desarrolla en su mayor parte a través de pistas en suave y constante ascenso, por las inmediaciones de Barracas, para cruzar la autovía Mudéjar hacía el barranco de Albentosa en dirección a Manzanera. La muela de Sarrión es la penúltima dificultad que nos eleva ya bastante por encima de la cota 1.000m y nos encamina a las faldas de Javalambre que alcanzaremos por el barranco de la Zarzuela hasta el mismo pico a 2.020m. El descenso desde el pico por el GR10 nos llevará al lado de las pistas de esquí de Javalambre, hasta el refugio Rabadá Navarro y de ahí hasta el fondo del valle, que por la senda fluvial a la orilla del río Camarena nos conduce a la meta, en el Albergue Campo Base de Camarena de la Sierra.

Cuando encaramos las primeras cuestas de Espadán no somos conscientes de la envergadura del recorrido que tenemos por delante, tan solo nos ocupamos de negociar los repechones que nos van elevando hacia Ibola. La fila de corredores se mueve con rapidez, nadie diría que estamos en los primeros términos de una travesía de 108km. No sopla apenas brisa y el sol va a empezar a calentar pronto, los tramos bajo el bosque se agradecen y el litro de agua que llevo encima puede empezar a quedarse corto.

Nos hemos agrupado Jose Manuel (Camarena), Antonio Arias y yo. A Jose (K25) le he visto al principio pero creo que está reteniendo el ritmo. Manolo Segarra anda por detrás acompañando a otro grupo, pero a los de cabeza, Juan Antonio Ruiz, Alejandro Galindo, etc., ni se les ve ya. En poco más de dos horas llegamos al avituallamiento del collado de Ibola, es un trecho largo y de mucho desnivel, pero la mañana todavía se mantiene fresca y el tiempo pasa sin darnos cuenta. Salimos del avituallamiento y en la bifurcación de las tejas cometo el primer despiste: sigo la senda directamente hacia arriba cuando debería ir atravesando la ladera en suave ascenso. El camino correcto era el más obvio, así que deshago lo andado y vuelvo a la senda correcta. La subida al pico es directa contra la pendiente y no da tregua. El desnivel es muy fuerte y casi hay que usar las manos, pero finalmente alcanzamos el pico Espadán e iniciamos el descenso hacía la Nevera de Algimia, collado que marca el comienzo del ascenso al pico de la Rápita. El recorrido se vuelve más duro a medida que el calor aumenta y ya temo que los calambres vayan a hacer acto de presencia. Sin embargo, a medida que ganamos altura el aire es más fresco y los ánimos mejoran al pensar que detrás de la Rápita no queda más que el descenso hacía Matet.

Llevo solo un buen rato, desde antes del pico Espadán, y cuando llego a la cumbre del Rápita una pareja de excursionistas me tienen que corregir el camino de descenso. Les agradezco el aviso y esto parece una premonición de lo que ocurrirá en pocos minutos. La senda parece muy clara, y del año pasado no guardo ningún mal recuerdo de esta zona, más bien todo lo contrario, se trata de un descenso suave y prolongado bajo el bosque hasta Matet. Además llevo un maravilloso GPS que me tiene que conducir a través de todas estas montañas. Sin embargo, poco a poco el bosque se va cerrando, más con matorrales que con árboles, pero los matorrales se van convirtiendo en zarzales y la senda parece ir desapareciendo bajo ellos. El GPS indica que voy bien, sin embargo resulta cada vez más difícil avanzar, tengo que agacharme bajo ramas y lo que parece un claro y una abertura vuelve a cerrarse en un laberinto de zarzales. Sin darme cuenta acabo enredado entre las espinas, apenas sin poder avanzar, ni adelante ni atrás, ¡atrapado como una mosca en una tela de araña! Me siento impotente, noto como se rasga la camiseta al estirar entre las espinas y como las púas van penetrando la piel que en algunos puntos empieza a sangrar. Logro desembarazarme de las zarzas y miro alrededor buscando indicios de la senda. El GPS indica que está muy próxima, apenas a veinte metros ladera arriba. Intento ascender, pero el laberinto de maleza se complica por las trincheras que hay excavadas, de una profundidad de casi dos metros, alguna la puedo saltar pero en otra tengo que descender para superarla. Intento continuar por el fondo de la trinchera para encontrar la salida pero se cierra al final en una masa de matorrales espinosos. Vuelvo a salir de la trinchera y espero en silencio, mirando a mi alrededor, buscando de nuevo algún indicio de senda o de salida. Oigo un sonido rítmico, bum, bum, bum, bum… ¿se acerca alguien?, bum, bum, bum, bum… ¡OOOOOeeeeeee! ¡OOOOOeeeeeee!, grito varias veces pero sin resultado. Me quedo callado escuchando de nuevo. Bum, bum, bum, bum… ¡Nooooo! Estoy oyendo mi propio corazón, debo intentar relajarme porque queda mucha carrera, y no puedo echarla a perder apenas en el primer tercio. Más tranquilo, busco algún paso entre la maleza para avanzar en la dirección que creo que está la senda, cuando, ahora sí, oigo claramente a un grupo de corredores que avanzan rápidamente. No hay duda, no se oye ninguna voz pero creo que un grupo de tres o cuatro corredores acaban de pasar por la senda que busco. Sin embargo, está tan espeso que es imposible distinguir nada. De nuevo oigo pasos, esta vez parece un solo corredor, consigo avanzar unos pasos en su dirección y doy unas voces: ¡OOOOOeeeeee! Ahora sí, entre las ramas y los zarzales veo una silueta moverse, me contesta, ¡por aquí!, es Antonio Arias, que dejé subiendo al Espadán pero venía pisándome los talones. Por fin las ramas y la maleza se apartan y aparece la senda, realmente no estaba a más de veinte metros, han sido casi quince minutos de destrozarme las piernas subiendo y bajando entre los zarzales.

Por fin en la senda, bajamos a toda velocidad hacia Matet. La sierra Espadán ha enseñado sus dientes y me los ha dejado marcados en las piernas. A partir de aquí, cada roce, por suave que sea, me hace ver las estrellas del dolor. Las piernas han quedado marcadas por los arañazos y muy sensibles al mínimo contacto. La llegada al puesto de avituallamiento de Matet sabe a gloria, hay que recuperarse y encarar con tranquilidad las próximas etapas.

Continuamos, por delante tenemos Pavias e Higueras, dos pueblos que nos separan del Alto de las Palomas, tras el cual está el próximo control. Pista en ascenso, no muy fuerte pero mantenido. Atravesamos un bosque quemado. Triste espectáculo, los troncos carbonizados todavía huelen a humo malsano. Subimos y el camino va internándose por una pinada muy verde y agradable. Son tramos en los que voy trotando con bastante comodidad y de nuevo vuelvo a quedarme solo, hasta que a lo lejos veo a un par de corredores que previamente nos habían adelantado a Antonio y a mi. Se trata de José Luís y de Andrés, aunque se mantienen todavía a bastante distancia. Comienza el descenso hacia Pavías, entramos en el pueblo y llegamos a la fuente de los caños, al lado del lavadero. Agua fría, me mojo la cara, los brazos, bebo a placer, parece que me he quitado veinte o treinta kilómetros de encima. José Luís y Andrés salen antes que yo, pero viendo que llevan buen ritmo voy a tratar de ir con ellos. Salgo rápido y, por un camino herboso que es una delicia para los pies, consigo darles alcance. A partir de ahí formamos trío y así llegaremos a Camarena.

El siguiente tramo son entre dos y tres kilómetros de asfalto que conducen de Pavías a Higueras. En Higueras se abandona la carretera y por una senda que cruza el río empezamos el ascenso al Alto de las Palomas. Es un ascenso muy largo, sin grandes pendientes pero sin descanso. Podemos trotar muy pocas veces, hay que reservar para Javalambre. Ya hace rato que el sol se ha escondido. El ascenso está coronado por las nubes más negras que hemos visto en todo el recorrido. Amenaza lluvia y tormenta pero la temperatura no baja, incluso la falta de viento en ocasiones provoca cierta sensación de bochorno.

En la parte más alta llegamos a los 1.100m., aquí bastantes unas nubes están por debajo de nosotros, atrapadas entre las laderas de las montañas. Llegamos a la charca que marca la parte más elevada del Alto de las Palomas, donde el año pasado vimos un buitre de tamaño descomunal posado en el suelo sin inmutarse mientras observaba nuestro avance pensando que una posible merienda se le estaba escapando.

Y por fin el descenso a Fuente Arenillas. La carretera de Caudiel a Montán se ve al fondo del valle, entre las nubes bajas que lo cierran, y a lo lejos, amplificado por la humedad del aire, se oyen ¡las voces y gritos de un poseso! ¿Qué nos espera ahí abajo? ¿Después de luchar contra la montaña nos las tendremos que ver con alguna especie de loco furibundo garrote en mano gritando contra nosotros? Pues no. Es Roberto que, gastando más energías que si estuviera corriendo esta travesía, está animando a los corredores desde el puesto de avituallamiento. De hecho, si Juan Antonio Ruiz ha sacado unos minutos de ventaja sobre el crono del año pasado es por el tramo que Roberto le ha estado persiguiendo, blandiendo una cámara en la mano cual látigo fustigador de corredores perezosos.

Llegamos a las inmediaciones del control y nos acribillan a fotografías, ánimos y aplausos, de modo que ríete del maratón de Nueva York o el Tour de Francia. Son Rober y dos o tres más pero parecen la multitud más impresionante que jamás hayas visto.

Tras esta inyección de moral (este doping no se detecta) salimos a por la última dificultad antes de Pina de Montalgrao.


Se trata de una pequeña barrera de colinas justo a los pies de los nuevos molinos de viento. Primero pasaremos por un tramo de asfalto en el que podemos relajarnos un poco. Después comenzará una pista que se convertirá en senda. Mis alegrías se acaban inmediatamente. Un calambre en la pierna izquierda me deja clavado en el sitio. José Luís y Andrés se giran y me preguntan ¿qué pasa? ¿todo bien? Sin voz y con la cara desencajada les contesto, sí, sí, de maravilla, seguid que ya os cojo enseguida. Parece que se lo creen o más bien me dejan por imposible, porque me hacen caso y siguen. Me paro del todo y hago unos estiramientos. Poco a poco va cediendo la contracción del músculo y puedo volver a caminar. La senda es bastante estrecha y la pendiente no muy fuerte, pero poco a poco voy recuperando la normalidad y comenzar a trotar de nuevo. Me he distanciado unos doscientos metros pero lo importante ahora es recuperar la movilidad en la pierna. Si en esta zona el año pasado los molinos de viento me impresionaron al verlos sobre mi cabeza, este año me he fijado en las características del terreno, los corrimientos de tierras y la erosión producida por las lluvias. Se trata de un barranco muy agredido por las corrientes de agua formadas por la lluvia. También hay una zona interesante formada por cuarzo incrustado entre las rocas, imaginamos que por la noche, a la luz de las frontales podría ser espectacular.

Por fin culminamos el collado y descendemos a Pina. Ya solo quedan apenas un par de kilómetros para la entrada al pueblo, a la plaza, donde toman nota de nuestros nombres, tiempos y tomamos un respiro. Hemos llegado a las 17h50’, y ocupamos unos quince minutos en cambiarnos de ropa, coger linterna, cambiar pilas al GPS y añadir más ropa de abrigo, y otros quince en tomar la cena: un plato de fideos y carne empanada con patatas. Un poco de cerveza, un postre de queso, un poleo y listo. Todo esto combinado con unos cuantos estiramientos para no dejar enfriar los músculos y para descontraerlos y tonificarlos de nuevo. Me he cambiado la ropa ya que toda la anterior estaba empapada de sudor, pero mantengo las zapatillas. Y no sé si son las zapatillas las que me provocarán al final los problemas en los talones o habrán sido los calcetines. El caso es que en los últimos kilómetros al cansancio de todo el recorrido se ha sumado una irritación o escoceduras bastante fuertes en los talones.

Terminamos la cena. He tenido la precaución de abrigarme bien porque todavía recuerdo los temblores del año pasado. Pero noto bastante diferencia. He digerido muy bien la cena y me encuentro bien para salir trotando. Así, los tres, José Luís, Andrés y yo, al cabo de casi media hora estamos ya corriendo por la carretera hacía Barracas.

Un par de kilómetros de asfalto, un cruce, y vuelta a las pistas. Nos vamos aproximando a la autovía Mudéjar, que cruzaremos por debajo de un puente. Es un paisaje nuevo para mi ya que el año pasado a estas alturas del recorrido ya era noche cerrada. Buenas sensaciones, enfocamos con bastante optimismo la segunda mitad de la carrera. Las pistas atraviesan una zona ondulada entre campos de cereales, hay algunas casas, unas en ruinas, otras habitadas. Unos niños juegan entre las balas de paja, mientras, sus padres pasean tranquilos unos cientos de metros más adelante. Está anocheciendo. La sensación de soledad es mayor que entre las sendas de montaña. Aquí el horizonte es tan amplio que realmente se aprecia la distancia que te separa del resto del mundo.

Pero la comodidad de la pista se acaba y, ya con noche cerrada, nos desviamos por una senda en dirección al barranco de Albentosa. En este tramo me tengo que dejar llevar porque mis compañeros se conocen el camino. Andrés sobre todo ha hecho entrenamientos por la zona y gracias a ello bajamos directamente al río sin necesidad de seguir la pista que da un rodeo. Después de un descenso muy fuerte y algunos resbalones llegamos a la corriente, muy poco profunda, apenas un palmo de agua. No hace falta descalzarnos, podemos cruzar con un par de saltos y entre unas piedras. Pues, adelante, Andrés salta primero sin problemas, luego voy yo y… hasta el tobillo. La hierba de la otra orilla ocultaba un barrizal donde hundo el pie izquierdo, saltando un chorro de agua y barro malolientes que me embadurnan toda la pierna. Perfecto, el tratamiento a base de barro es lo más indicado a estas alturas de carrera. José Luís, viendo mi hazaña, se prepara para no repetirla y sin embargo lo consigue, corregido y aumentado. No solo introduce el pie hasta el tobillo sino que además tiene la habilidad de, al continuar el salto, dejar su zapatilla bien hundida en el barro mientras su pie sale a buscar tierra firme. Andrés recupera la zapatilla que, ahora pesa dos kilos más, y observamos el estado en que ha quedado. Enjuagamos parte del barro y calzándose la zapatilla de nuevo, y acordándonos del consejo de Manolo (djfemer) para cruzar ríos continuamos camino hacia Manzanera.

La subida del barranco no se hace muy dura. Además, a partir de ahora, el bastón empieza a prestar toda su ayuda. La oscuridad nos envuelve ya desde hace varias horas. Media luna y estrellas. La niebla apenas se muestra en algunos tramos. Y la temperatura es agradable, nada que ver con el año pasado. Ni el cortavientos ni el forro polar han salido todavía de la mochila, seguiré con manga corta hasta el avituallamiento de Manzanera. Llegamos al puesto de control, rellenamos agua, tomamos unos bocados y nos ponemos de nuevo en camino.

Pistas en suave ascenso nos conducen hacia las proximidades de la muela de Sarrión. Ya bien entrada la noche, alrededor de las 23h, los kilómetros tardan en pasar, el sueño a veces se asoma pero la compañía ayuda a mantenerse despejado. Por fin, el desvío a la muela. No hay senda, directamente campo a través, pendiente arriba sin dar tregua. Aquí la niebla se asoma un poco más dificultando la visibilidad de las marcas, pero entre los tres vamos encontrándolas una tras otra hasta que alcanzamos el vértice de la muela y nos damos de bruces con el avituallamiento. Ha sido una etapa corta, en comparación con las anteriores. Son las 12h, llevamos 16 horas de marcha y nos quedan todavía cuatro. Dos perros nos saludan efusivamente, bocadillo para reponer fuerzas que compartimos con ellos y seguimos camino. La fortificación de ametralladoras de Sarrión aparece a nuestra izquierda a la luz de las frontales. Pista y más pista. Aunque ya no corremos, el paso rápido y constante nos aproxima cada vez más a Javalambre, apenas unos pocos kilómetros y encararemos el barranco de la Zarzuela.

Dejamos la pista desviándonos por el margen izquierdo, en la oscuridad algunas marcas nos indican el camino a seguir, en una zona sin relieve ni referencias, pero que en unos centenares de metros deberá convertirse en el barranco que buscamos. Así es, pronto el terreno se va elevando a nuestro alrededor mientras nosotros permanecemos por el fondo del barranco que se está formando. El suelo es pedregoso, no hay apoyos firmes, la mayoría de las piedras están sueltas y aquí el bastón demuestra su máxima utilidad. Los límites del barranco, en algunos tramos, llegan a estrecharse hasta poder tocarlos con las manos estirando ambos brazos. Aparecen escalones, no muy altos, pero que unidos al firme tan irregular hacen que nuestro avance sea muy lento. Algunos esqueletos, no sé muy bien si de perros o corderos, nos saludan también entre las rocas dando un tono tenebroso al ambiente. Preocupados como estamos por seguir las marcas y ascender por el barranco no prestamos mucha atención a las osamentas que pisamos a veces, tibias, fémures, costillas, cráneos… Pero lo único que nos interesa es la cumbre. El waypoint 154 todavía queda muy arriba. El barranco apenas gana altura, debemos salir ya para comenzar la verdadera última ascensión.

De repente la antena roja y blanca aparece ante nosotros, iluminada por una luz muy brillante, blanca, algo irreal sobre la negrura del paisaje. Es como un monolito, estimo que alrededor de diez metros de altura, destacando al lado de la cumbre de Javalambre. Al final del barranco hemos perdido las marcas. Después de dudar un poco sobre el camino a seguir volvemos sobre nuestros pasos para tratar de encontrarlas de nuevo. No aparecen pero realmente no hacen falta, la dirección a seguir está clara, el único problema se puede presentar con los extensos matorrales rastreros que se extienden por toda la montaña. Rodearlos es difícil porque se entretejen en una especie de laberinto, y atravesarlos en línea recta peor todavía, porque te atrapan las zapatillas entre sus ramas y no te dejan salir. Pero con la proximidad de la cumbre los problemas y las dudas se van desvaneciendo, superamos un pequeño terraplén, ascendemos las últimas decenas de metros y nos plantamos en el control del pico. Las dudas nos han hecho perder algo de tiempo en la subida pero no importa, hemos llegado y la meta está muy cerca.

De nuevo reponemos fuerzas y buscamos el camino de bajada a Camarena. Hay que seguir el GR10 hasta la Senda Fluvial de Camarena, pasando por el refugio Rabadá Navarro. Sin embargo decidimos afrontar la bajada directa por las pistas de esquí para evitar el riesgo de perdernos en el sendero. Lo que parecía una buena idea no lo es tanto ya que la pendiente de estas pistas es brutal. Con los cuadriceps tensionados al máximo la bajada solo podemos hacerla al trote, con paso corto para asegurar el apoyo y no resbalar. El descenso se hace interminable y acaba por fin en una pista que da un rodeo hasta el refugio. La senda hubiera sido mejor opción pero ya estamos aquí y no le damos más vueltas. El refugio está cerrado, queríamos preguntar para asegurarnos del camino pero el GPS lo indica de forma bastante clara. Ahora sí, cogemos el GR11 que desciende hasta el sendero Fluvial y en diez minutos lo alcanzamos. Los talones me molestan bastante, el rozamiento en ocasiones es muy doloroso. No sé si es debido a los calcetines o a las zapatillas pero la verdad es que me perjudica mucho al intentar correr.

Ya estamos en el Sendero Fluvial, al principio nos hemos equivocado pero por fin lo hemos alcanzado y ya trotamos en dirección al último puente, el que cruza sobre el río Camarena y nos conduce hasta la llegada. Unas horas después recorreré de nuevo este camino disfrutando de las moras de los zarzales, de alguna pera silvestre muy fresquita y del sonido gorgoteante del arroyo. Ahora, cerca de las 4 de la madrugada, la oscuridad es total y la luz de nuestras frontales no permite ver más allá de unos metros.

Al fondo Camarena. Salimos del ¨Sendero Fluvial por el molino, cruzamos el puente y ascendemos por las callejuelas. Hay que trotar, la llegada ha de ser corriendo, hay que superar los últimos metros, el Albergue Campo Base de Camarena de la Sierra nos espera. Dos calles, tres calles, giramos la última esquina, ahí está, unos escalones, abrimos la puerta y… hemos llegado.

Pasan unos minutos de las 4h. Al final, 20h8’, cuatro horas y media menos que el año pasado. Puestos: 14, 15 y 16. Por delante de nosotros Xari Adrián y Ramón Sorribes, con una hora de ventaja. En cabeza, Juan Antonio Ruiz, con 14h29’.

Ducha, ropa limpia y litera. Dos horas de sueño y a desayunar. Tertulia y paseo.

A la luz del sol Javalambre ya no enseña los dientes.

CUERPO, MENTE Y ALMA EN JAVALAMBRE 2009: PRIMERAS IMPRESIONES

Bueno... pues ya se acabó...

Buena carrera, contento del resultado, y, como siempre, encantado de ir conociendo más gente del foro y de otras carreras.


Saludos a todos los compañeros con los que compartí travesía: Jose Manuel (Camarena), Antonio Arias, Jose Luis Beltrán y Andrés Serrano, y enhorabuena a Tomás por la organización y avituallamientos, y gracias a los colaboradores de los controles por sufrir las largas horas de espera durante toda la travesía.

Un saludo también a los compañeros de tertulia y de paella, a algunos cuyo nombre no recuerdo y a todos aquellos con los que me crucé y compartimos esta experiencia.

Ahora a recomponer el cuerpo, porque la mente y el alma se han quedado por allí...

Esto no es la crónica (la estoy cociendo todavía... ), pero no puedo resistir empezar a contar algo de la travesía, ¡quizá porque lo único que puedo mover sin dolor son los dedos!

Nos juntamos alrededor de 60 en la salida, muy pocos abandonos, creo que alrededor de 10. Mucho crack por delante, y los de atrás empujando, aquello parecía un km vertical en lugar de una travesía de más de 100 km.

El tiempo nos ha respetado, quizá un poco de calor en Espadán.

El resultado: genial, estoy encantado, 20h8', y con la sensación de que con un poquito de dosificación al principio se habría podido ajustar más.

Lo peor:
  • el desgaste excesivo en Espadán y problemas en los pies al final.
Lo mejor:
  • el buen ritmo en las subidas y la preparación del equipo.
Y, de nuevo, como asignatura pendiente, la orientación. Perderse por la noche, entra dentro de lo normal. Pero en pleno día, y bajando del pico Rápita al final de la sierra de Espadán, enredado entre zarzales y acabando en el fondo de una trinchera... en fin... ¡y con GPS! Bueno... en la crónica pondré algunos detalles más.
CRÓNICA: http://salycorre.blogspot.com/2009_10_01_archive.html

domingo, 23 de agosto de 2009

ENTRENAMIENTOS CASTEJÓN DE SOS


Verano completo y en todos los sentidos. Vacaciones, viajes, familia, niños, montaña, playa, ¡y entrenamientos! Después de la Nuria-Queralt hay que digerir los 96 km y recuperarse del desgaste.

Los primeros entrenamientos resultan muy duros porque a partir de mediados de julio el calor y la humedad se hacen insoportables. En esas fechas los rodajes se vuelven lentos y tediosos, con frecuentes paradas en las fuentes. Resulta difícil introducir variantes, y trabajar las series o las progresiones es una tortura.

Por eso, los entrenamientos en Pirineos han sido doblemente satisfactorios. A la variedad del terreno (¿o era siempre cuesta arriba?) se añaden las temperaturas agradables, el aire fresco de altura y al cabo de unos días, con el cuerpo ya aclimatado, las sensaciones van siendo muy buenas. Han sido 7 jornadas de entrenamientos trabajando sobre todo las cuestas y los rodajes largos.

Jueves 13:· Entrenamiento dirigido, Club Media Maratón Valle de Benasque, rodaje, trote suave 4 km y 24 rectas (diagonales en el estadio)

Sábado 15:· Rodaje por asfalto, cuestas, desnivel 500+: Castejón – Liri – Ramastué – Eresué – y vuelta, total 17 km
· Pista y senda por bosque, cuestas, desnivel 300+: Castejón – Gabás – y vuelta, total 11 km
· Rodaje pista: Castejón – El Run – y vuelta, total 5 km
Domingo 16:· Repito rodaje pista: Castejón – El Run - y vuelta, total 5 km

Miércoles 19:
· Rodaje largo, asfalto y pistas montaña, cuestas, desnivel 1000+: Castejón – Liri – Ramastué – Eresué – Lavert – y vuelta, total 35 km
Jueves 20:· Repito recorrido, pista y senda por bosque, cuestas, desnivel 300+: Castejón – Gabás – y vuelta, total 11 km

Viernes 21:
· Rodaje cuestas y pista montaña, desnivel 500+: Castejón – Arasán – Piedras Blancas - y vuelta, total 17 km

Sábado 22:
· Ascensión al pico Gallinero desde Arasán, pista de montaña y a través en el último tramo al pico, 2728m, desnivel 1500+, total 26 km



Y no han faltado las excursiones por el Valle de Benasque, sin correr, pero ¡entrenamientos de calidad!: 15 kg de Daniel más 5 kg de mochila, ¡uf!
Ya de regreso, el próximo objetivo se acerca: Javalambre, 26 y 27 de septiembre, 107 km.
¡Ah!, y cuelgo del wikiloc las rutas para quien le interese: http://es.wikiloc.com/wikiloc/user.do?name=Dmatameya

domingo, 5 de julio de 2009

CRÓNICA NURIA-QUERALT 2009

Associació de Muntanyencs Berguedans: "Caminada d'aproximadament 100 km i 9500 mts de desnivell acumulat, en un itinerari perfectament marcat, que va entre el santuari de Núria (Ripollès) i Berga, passant per els santuaris de Gresolet, Corbera i Queralt, a fer íntegrament a peu, caminant o corrent, i en menys de 24 hores".

MOMENTOS ANTES DE LA SALIDA

No me esperaba lo que se nos venía encima. La granizada del Pas dels Lladres parecía lo peor que íbamos a sufrir y cuando terminó respiramos tranquilos y hasta nos pudimos secar un poco y entrar en calor bajando a La Molina. Sin embargo, la dureza del recorrido no había empezado todavía. Cada collado estaba más lejos que el anterior, cada barranco tenía más dificultad y cada ascensión parecía un muro más alto. Toda la perspectiva de la carrera estaba distorsionada respecto a lo planificado. Las horas iban pasando, la noche se echaba encima y el kilometraje avanzaba muy lentamente. Alcanzar cada control costaba una eternidad, no cuadraba con los mapas ni con lo estudiado antes. Y sin embargo ahí estaban, cada uno en su sitio y el camino siguiendo fielmente el track, pero… los mapas no son la realidad y no había previsto lo intrincado de las sendas en los barrancos ni los tramos aparentemente llanos pero surcados por constantes desniveles rompepiernas. A esto hay que añadir la dificultad de seguir el recorrido en puntos críticos que provocaban pérdidas de tiempo para volver atrás buscando el camino correcto. El rosario de abandonos iba creciendo y alcanzó su máximo en Saldes, donde más de cien marchadores tuvieron que abandonar por cierre del control.

Me levanté el sábado a las 5:30 de la madrugada, después de estar viendo pasar los minutos desde las 3:30, los nervios previos al a carrera no me dejaban dormir. El equipo estaba preparado desde varios días atrás, no quería olvidar nada con prisas de última hora. Desayuno tranquilamente, recojo comida y bebida del frigorífico, cierro bolsa de equipaje y reviso la mochila de carrera, y salgo a las 6:20. Por delante, tres horas y media de carretera hasta Berga, en la práctica totalidad autopista.

Llegada al Passeig de la Pau, doy una vuelta y al poco empiezan a montar las mesas para la entrega de dorsales. La gente va llegando y el ambiente se anima. Reconozco a Lluis y charlo con otros durante un rato. Cerca de las 12 subimos a los autobuses y enfilamos camino a Nuria. Charla agradable con Eduard, y ya en el Cremallera del Valle se nos un compañero del runing Castelló.

El tiempo en Nuria ha empeorado. Está nublado y amenaza lluvia. Últimos minutos antes de la salida, todos expectantes ante lo que vamos a empezar. Por fin empiezan los primeros corredores, algunos al paso, otros trotando, poco a poco vamos acercándonos al control de salida y en un momento estamos trotando por la senda camino de Fontalba.

PRIMER TRAMO: NURIA - PAS DELS LLADRES

LA GRANIZADA
Es una ascensión suave por laderas herbosas, bordeando la falda del Puigmal, con un punto intermedio de control en la Font de l’Home Mort. Desniveles medios hasta que se llega a las proximidades del Pas dels Lladres donde la pendiente es muy fuerte.

Las nubes de la salida se convirtieron en llovizna, y la llovizna en granizo. Solo un paréntesis en el control y al poco de reanudar la marcha la granizada arrecia con viento y relámpagos y empezamos a sentir frío y daño por los impactos. Cuando decido equiparme mejor con el forro polar y el cortavientos apenas si puedo abrir la mochila, ¡he esperado demasiado! Las manos apenas si puedo moverlas, están algo amoratadas del frío. Estamos todos completamente empapados y a mi alrededor los compañeros de marcha se detienen de espaldas al viento que empuja al granizo con fuerza protegiéndose con las mochilas. Abro la mochila y si quedaba algo seco se empapa completamente con el montón de granizo que le entra. Con cuidado saco el forro polar y el cortavientos, y sin dejar de subir me enfundo con estas dos capas, con la capucha y la gorra. Lástima, las manos ya no dan más de si para ponerme los guantes, que aun empapados me hubieran venido bien.

Ya en mejores condiciones llegamos al collado a más de 2.500m de altura. Ha remitido la tormenta y solo de vez en cuando nos sorprende algún relámpago aislado. Aquí Joa, el fotógrafo, está aguantando también todo el temporal con la cámara en mano.

Gracias por la foto Joa, cuando te vi allí arriba pensé en la que te estaba cayendo encima, al fin y al cabo nosotros continuamos camino hacia abajo, pero tu seguías bajo los relámpagos. ¡Te jugaste el tipo! si me permites, guardaré la foto, es muy buen recuerdo.



SEGUNDO TRAMO: PAS DELS LLADRES - LA MOLINA
ÚLTIMO SOL

Bajando hacia la Creu de Maians y el Punt Geodesic podía ir escurriendo el agua de la ropa y de las zapatillas. Ya no llovía y en el horizonte las nubes se iban dispersando. Las vistas preciosas, por fin podíamos ver más allá de las montañas. Corría por el filo de las montañas, a la derecha Francia y enfrente Andorra. Camino en suave descenso, muy agradable para avanzar con agilidad. En el último tramo del Pas dels Lladres me había quedado solo y así continué durante un rato, hasta que ya iniciada la bajada donde me encontré con otro corredor.
Empezamos a hablar de lo mal que lo habíamos pasado bajo el granizo y me dijo: "yo no he venido a sufrir, en el próximo control abandono". Traté de animarle diciéndole que nos secaríamos, que aun veríamos el sol y que tomándolo con calma lo conseguiríamos. Pero él realmente estaba cabreado, se quejaba de las manos heladas y amoratadas, empapado de arriba a abajo y pensando en lo que llegaría con la noche. Me fui adelantando y pensando en lo que me había dicho.
La pendiente fue aumentando pero sin complicarse. Me junté con otro grupo que alcancé antes de la Collada de Tosses y continué con ellos hacia La Molina. Ya hacía un rato que íbamos viendo el sol. Volví a meter el cortavientos en la mochila y me até el forro polar a la cintura para que fuera secándose ya que tendría que utilizarlo de nuevo por la noche. La pista sigue el descenso por las laderas de pinos hasta llegar a La Molina. Allí nos espera un control muy bien equipado donde respiramos, bebemos y comemos a placer. Nos informan de que delante van muy poquitos, pero no le doy gran importancia, estamos empezando y aquí lo importante es llegar. Hemos resuelto la primera dificultad bastante bien, hay que reponer fuerzas y proseguir marcha sin enfriarse. Otros grupos van llegando y sin entretenernos más, pero con tranquilidad, nos ponemos en camino.


TERCER TRAMO: LA MOLINA - REFUGI DE REBOST

LA TREGUA

La ascensión al Coll de Pal es algo más larga que la del Pas dels Lladres, pero es amplia y aunque tiene tramos bastante duros permite caminar con comodidad. La tarde va avanzando y en esta subida no encontramos más dificultad que la propia de la pendiente. Solo un pensamiento empieza a asomarse, ¿cómo vamos de horario? El sol baja demasiado pronto, o eso parece. Llevamos pocos kilómetros, poco más de 30, y las pendientes ya empiezan a pesar.

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Arriba del Coll de Pal alcanzamos una carretera que seguiremos durante un par de kilómetros. El asfalto nos parece duro entonces pero será una delicia comparado con lo que nos espera en las próximas horas. Dejamos la carretera por una pista que acaba convirtiéndose en sendero hasta que al fondo de la ladera vemos una casa: el Refugi del Rebost, ya en la Serra del Cadí. Buen recibimiento, plato de pasta, gazpacho, sandía, sandwitches de jamon y queso, codonyat y agua y continuamos camino. Poco más de cinco minutos, suficiente para reponer fuerzas y no enfriarse.


CUARTO TRAMO: REFUGI DE REBOST - RIGOREIXER

EL ANOCHECER

La tregua ha terminado. Nada más salir del refugio nos metemos en una senda intrincada por dentro del bosque, que poco a poco irá ganando pendiente hasta meterse en una especie de barranco. Serán alrededor de las 21:30h, pero bajo los árboles y entre la maleza no se ve absolutamente nada. Encendemos las frontales. Nos hemos quedado dos que llevamos un ritmo similar, el compañero con más fuerza en las subidas, que yo compenso yendo un poco más rápido en las bajadas que ya empiezan a ser bastante técnicas.

Es noche cerrada. El avance por el fondo del barranco se hace penoso, la senda da mil vueltas entre la maleza y vamos realmente muy despacio. Por fin, el control de Paller de Dalt. Muy rápido, nos toman los tiempos, bebemos un poco y seguimos camino. La pista que sale del control es amplia y evidente pero de repente no hay marcas. Las cintas se han acabado. Llamo al compañero y le aviso, mejor parar y volver atrás antes que perder más tiempo. Estoy pensando en el recorrido: de Paller de Dalt había que girar a la derecha a buscar la bajada a Rigoreixer pasando por un barranco de dos kilómetros y cruzando por debajo el puente de la autopista que va al túnel del Cadí. Volvemos sobre nuestros pasos hasta la última cinta visible y desde allí buscamos la continuación. Efectivamente, hacia la derecha tenemos un buen grupo de cintas marcando el recorrido donde debía estar. Sin más demora enfilamos el camino. Volvemos a las sendas entre maleza, la bajada se hace muy farragosa, no es posible mantener un ritmo vivo, ni nada que se le parezca. La noche es cerrada, la luna, aunque casi en el pleno, no sirve de nada bajo los árboles. Por fin, a lo lejos, vemos el viaducto. Impresionante la altura. ¡Y de repente ya no lo veo! La distancia entre los pilares y la altura son tales que ni los he visto, hemos pasado por debajo sin sentir ni el más ligero rumor del tráfico sobre la autovía. La dejamos atrás y ya un poco más animados empezamos a acercarnos hacia Rigoreixer, aunque en mi empieza a pesar la dureza de este último tramo y la sensación de infinitud del recorrido, sobre todo cuando pienso que apenas hemos alcanzado la mitad.





QUINTO TRAMO: RIGOREIXER - SALDES

OSCURIDAD Y CAMINO INTERMINABLES

Salimos de Rigoreixer hacia el camping de Baga. Aquí muchos se perderán y acabarán metiéndose de lleno en Bagá. Por suerte nosotros vamos con más precaución y nos fijamos en el desvío que está marcado hacia la derecha, hacia la senda que avanza por la ladera. Por delante, el Coll de Bauma, justo a los pies del Pedraforca, siguiente puerto a más de 1500m de altura desde los apenas 800m de los que partimos ahora. En este tramo la sensación de precariedad se va incrementando. Echo en falta un GPS. No quiero depender del ritmo de los demás para no quedarme solo, porque creo que voy un poco forzado y temo no dosificar lo suficiente para el resto del camino. La señalización del camino no esta mal, sin embargo en puntos críticos como el anterior de Paller de Dalt, o el desvío de Bagá, se puede fallar y el riesgo de perderse y perder mucho tiempo y fuerzas es elevado. En grupo vamos fijándonos todos en las señales y advirtiéndonos unos a otros ante cualquier falta o despiste. Avanzando hacia Can Cerdanyola, sin embargo, no puedo mantener el ritmo y la distancia va aumentando. Las luces se alejan y al cabo de un tiempo dejo de verlas salvo en las rectas largas. Sin embargo, en el desvío donde se deja la pista y se vuelve a las sendas, oigo voces que me llaman: ¡por aquí, por aquí! Muy bien, agradezco las indicaciones y me meto también por la senda. Con un tira y afloja voy manteniendo el contacto, en las subidas no aumenta la distancia, pero los llanos y las pequeñas cuestas son aprovechadas para correr y aquí estoy en desventaja ya que mi trote es bastante más corto. De nuevo las distancias aumentan y las dos o tres luces que llevaba delante empiezan a desvanecerse. Ya solo veo la luz de un compañero a unos doscientos metros, de vez en cuando, en puntos difíciles me espera para indicar, pero claro, cada uno debe hacer su carrera y llevar su ritmo así que cada vez le veo más alejado hasta que llega un momento en que me quedo solo. No me preocupa la situación actual, la senda esta muy clara, las cintas también, pero pienso en las veces que hemos tenido que volver atrás por descuidos y temo pasarme algún desvío. Pero me doy cuenta que saber que estoy solo agudiza los sentidos y despeja la mente. De repente se pasa todo el sopor anterior y estoy mucho más pendiente de la senda, de las irregularidades del terreno, de los árboles y rocas, y, sobre todo, de las cintas que marcan el recorrido. Con cada una tengo que ver la siguiente, si no inmediatamente, tiene que ser a los pocos instantes. En caso contrario hay que volver atrás hasta la última cinta vista y localizar la siguiente para evitar coger un camino equivocado. En parte me siento aliviado. Llevar mi propio ritmo siempre me facilita la marcha, puede que no vaya a tope, pero ésta será la garantía que me permita terminar. Sin embargo todavía tengo algunas dudas. En caso de seguir solo puede haber puntos en el camino donde falten marcas, o que sean muy difíciles de encontrar. Lo que más temo es la marcha atrás. Una equivocación de varios kilómetros provocaría mi abandono, estoy casi seguro. De no ser la primera vez no me preocuparía tanto, pero sé que me queda un puerto con un desnivel de más de 1.000m, es la Sierra de en Sitja que ascenderemos por el Portet para pasar después por la Gallina Pelada y el Ferrús hasta la Font de la Bruixa, ya bajando hacia Peguera. El camino en teoría lo tengo claro, pero ahora que todavía no he pasado el Coll de Bauma me parece todo un mundo.

La luz de mi frontal sigue iluminando con claridad la senda entre los árboles. Desde que voy solo no he vuelto a dar ningún traspié. Puede que avance un poco más lento, pero desde luego voy mucho más seguro. No le doy más vueltas a las preocupaciones anteriores, voy cogiendo mucha confianza y me siento muy bien. Haber recuperado mi ritmo, un poco más lento que el que me imponía antes con los compañeros, me ayuda mucho. De este modo sigo atravesando el fondo de este valle que me tiene que llevar a los pies del Pedraforca, en el Coll de Bauma.

Luces a lo lejos y voces. El control del Coll está ahí. Bien, lo alcanzo y me encuentro con mis compañeros anteriores. No he perdido tanto tiempo, la oscuridad distorsiona la percepción. Tomo agua, algo de comida y seguimos camino. En una fuente al lado del control me encuentro de nuevo con uno de mis compañeros anteriores, el que se unió a nosotros bajando a Paller de Dalt y después hacia Rigoreixer. Se trata de Ramón, entonces no sabía que iba a compartir con él todo el resto de carrera, desde Bauma hasta Berga, ya sin interrupciones. Reanudamos la marcha después del Coll de Bauma pensando en el próximo control del Gresolet, por el camino que bordea toda la vertiente Este del Pedraforca. Impresiona imaginar la mole de esta montaña sobre nosotros, vigilando nuestros pasos por sus sendas.



Otro despiste más que nos cuesta unos 200m y damos con el camino correcto. Ya bajamos hacia lo que debería ser el Gresolet. Pasan los kilómetros, pasa el tiempo, y la senda sigue dando vueltas. Sigo con Ramón y el otro compañero, con un ritmo algo más rápido, nos va haciendo la goma. Se adelanta, se pierde, nos alcanza, nos vuelve a adelantar, se vuelve a perder… así durante varios kilómetros, diría que hasta Saldes incluso. Efectivamente, Saldes, porque Gresolet nunca apareció. La senda seguía y seguía, constantemente surcada por desniveles, revueltas, entre bosque y maleza. Toda percepción de distancias o tiempos había quedado completamente distorsionada. Se veían luces al fondo del valle que nunca se alcanzaban. Llegó un momento en el que dejamos de lado hasta el objetivo por el que avanzábamos. Tan solo un pie delante de otro, una vez, otra vez, y otra, sin fin, hundiéndonos cada vez más en un túnel de maleza y árboles en el que las luces del fondo del valle se ríen con sarcasmo de nuestro sufrimiento. Me giro atrás y veo en la oscuridad la imponente silueta del Pedraforca vigilar nuestro paso sin fin.

Pero todo acaba y esta etapa también. Después de buscar el control detrás de cada revuelta de la senda, por fin apareció, y no Gresolet, sino Saldes. Nos habíamos comido una etapa sin saberlo, ¿qué había ocurrido? Se había decidido unir Gresolet con Bauma en un único control, aquel que pasamos en el Coll, y así hasta Saldes no había ningún otro.

Ramón se toma una cerveza y se sienta. Empieza a estar tocado del estómago. “De cames estic be”. Y es cierto, tira con mucha fuerza tanto en llano como en subida y me cuesta mucho seguirle.

SEXTO TRAMO: SALDES - FONT DE LA BRUIXA

EL DESPERTAR

Los chavales del control aguantan de buen rollo y con paciencia las horas de espera. Echamos unas risas con ellos y nos vamos. Nos indican: seguir la carretera hacia abajo y luego…

Volvemos a tener problemas con las marcas. Volvemos atrás. Al final aparece un coche de la organización y nos orientan en la dirección correcta.

Bien, pues ya está aquí. La temida etapa del Portet, 1.200m de desnivel positivo. Nos acompaña otro corredor que ha quedado descolgado. Bastante cabreado por otro descuido, a tenido que pasar por dentro de Saldes sin tocar el control y ha tenido que subir a fichar. Parece fuerte y en poco rato acaba distanciándose. En Peguera lo adelantaremos por problemas en la rodilla derecha.

Dejamos las pistas con falsos llanos y comienza la senda que cruza la Serra d’en Sitja. Las cuestas son brutales, no dan tregua. Ramón mantiene un ritmo potente, yo me arrastro tras él, a veces con distancia y otras veces recuperando ritmo y acercándome. El estómago le vuelve a molestar y tiene que pararse a vomitar. No me puedo creer que pueda soportar el esfuerzo con los vómitos. Pero así es. Una corta parada y está de nuevo en marcha con tanta fuerza como antes. La fuerte subida me da moral, hay que ganar desnivel, hay que llegar a los 2.000m cuanto antes, la última batalla la habremos ganado.

Y así es. Empiezo a reconocer las fuertes rampas y uno de los últimos recodos del camino en la imagen que recuerdo del track. Se que el control del Portet está cerca. No estará toda la montaña superada pero casi. Por fin las voces. Unos pocos cientos de metros más y ahí está. Estos últimos tramos he aprovechado para ponerme delante y liberar un poco a Ramón de tener que abrir marcha. Estar tan cerca de la máxima dificultad de la carrera que me había imaginado me renueva las fuerzas y me ayuda a subir. Entramos en el control , buen recibimiento, como en todos, sandía, frutos secos y agua. Ramón otra cerveza. Aquí está Enric, actual poseedor del record de la NQ, con algo más de 9 horas en su versión anterior. Y sorpresa: nos acompañará hasta la Font de la Bruixa. El buen rollo de este control anuncia que lo más duro ha terminado, que las fuerzas empiezan a volver, la mente a despejarse y el sol saldrá pronto.

Enfilamos la última subida de la Serra y nos acercamos a los murallones de la cresta. Vamos bordeando la base con las paredes a nuestra izquierda y una fuerte pendiente a nuestra derecha. El paisaje empieza a abrirse con la luz de la madrugada. La Gallina Pelada y el Ferrus me sorprenden a mi lado, creciendo hacia el cielo desde la senda por donde corremos.



Comienza la bajada por una canal llena de piedra suelta. En gran parte la bajamos deslizándonos con las piedras ya que los apoyos no son nada estables. La luz es suficiente y podemos apagar las frontales. Ya es de día, esto parece una carrera nueva, la noche ha quedado atrás y también los fantasmas que nos amenazaban con el abandono.

La canal da paso a un amplio valle, muy suave y lleno de prados. La Font de la Bruixa está aquí, en menos de tres horas esto se habrá acabado. Nos despedimos de Enric,


SÉPTIMO TRAMO: FONT DE LA BRUIXA-BERGA

PASEO TRIUNFAL

Nuestro aspecto es más bien deplorable como para que se parezca a un paseo triunfal. Ramón se para de vez en cuando a vomitar, ¡menuda resistencia! Es increíble que pueda continuar pero el insiste, “de cames estic be”, y es cierto, no por nada va a por su tercera UTMB el próximo mes.

Quedan casi veinte kilómetros, pero nos parece poca cosa, lo haremos en menos de tres horas, y será casi todo cuesta abajo. Sin embargo, aun nos quedan dos repechones de alrededor de 100m de desnivel cada uno. Por las zonas llanas avanzamos a buen paso, alternando trotes ligeros. Por la zona de Peguera alcanzamos a cuatro corredores, algunos bastante tocados. Después de cruzar unas palabras mantenemos nuestro ritmo y nos vamos alejando. Ya no veremos a nadie más. Dejamos los prados y nos internamos en un hayedo precioso. Viene el primer repechón de los dos que quedan. Es un muro pero lo tomamos con calma y lo conseguimos superar. Vuelta a los llanos y a las bajadas y nos acercamos a Espinalbet, último control antes de meta. Callejeamos por las afueras del pueblo hasta el camping donde está el control, ¡que nunca llega! No pensaba que un pueblo pudiera tener tantos caminos alrededor. Se hace larga la llegada al control, pero por fin ahí estamos. Otra vez buen rollo, nos cuentan que estamos en los top 20, y yo sigo pensando, ¿qué ha ocurrido con la gente? ¿se habrán equivocado de carrera?

Seguimos camino y de nuevo otra subida, esta vez la última de verdad. Ya nada se interpone entre nosotros y Berga, solo el Santuario de Queralt pero no debería ser un problema. Bueno, pues como si de una promesa se tratara, en lugar de dar diez pasos y cruzar por un patio al otro lado del Santuario para bajar a Berga, nos metemos por una senda que da la vuelta al promontorio donde se eleva el Santuario y lo rodeamos ¡completamente! ¡es que vamos sobrados! Total, estamos diez minutos dando la vuelta al Santuario, por cierto, con unas vistas preciosas, pero por fin damos con la bajada directa y nos lanzamos a Berga.

Últimos kilómetros, esto se acaba. Fina, la esposa de Ramón, está esperándole en las escaleras que bajan de Queralt para acompañarle en la entrada. De repente oigo pisadas detrás de mi, me giro y veo dos corredores, uno con mochila y otro sin nada. Deben ver mi cara de sorpresa porque enseguida me dicen: “no venimos de Nuria, estamos entrenando”. Vamos charlando y me dicen que me acompañan a meta. Gente enrollada de verdad, me llevan en volandas por los últimos tramos ya cercanos al Parc del Lledó. Alcanzamos a Ramón y a Fina, y juntos los cinco vamos brincando por los escalones de la entrada al Parc del Lledó ya eufóricos por la proximidad de la meta. Ya se huele, está aquí mismo, efectivamente, tras unas verjas metálicas aparece la pequeña carpa que hace las veces de control de llegadas. No hay megafonía, ni música, ni gente que nos haga pasillo, pero se aprecia el cariño de los que ahí están al vernos entrar. Fina nos hace unas fotos, ¡gracias Fina, qué gran recuerdo!, estoy muy satisfecho con la carrera, con haberla compartido en gran parte con Ramón y con el resultado que hemos conseguido.


Foto procedente de Fina
Es una llegada diferente. Casi hasta familiar. Charlo con otros que ya están allí, todos se interesan por cómo estamos, cómo nos ha ido. Reconozco caras de la carrera, compañeros que nos adelantaron, que les adelantamos y que nos volvieron a adelantar. Charlo un momento con Lluis, que está en el control de llegadas, y le reconozco su trabajo, una buena organización, se nota que han puesto el alma en ello, en hacer un recorrido especial, en tratar bien al corredor con los avituallamientos y en el buen rollo en general que se veía en los controles.

Unas pocas fotos más y me despido. ¡Hasta la próxima carrera!, sabiendo lo difícil que eso es.

Ya sólo me dirijo al coche, de ahí a las duchas de la piscina. Algunos otros corredores han hecho lo mismo. Cruzo algunas palabras, pero ya tengo ganas de marcharme. En casa me esperan.

NURIA-QUERALT 2009: PRIMER FLASH

Y nunca mejor dicho, ahí va la primera foto que me hizo Joa, el fotógrafo que se jugó el tipo en el Pass dels Lladres bajo la tormenta. Nosotros seguíamos camino y descendimos rápidamente, pero el anduvo disparando durante un buen rato más bajo el granizo y los relámpagos.


Números de la Travessa
430 inscritos, 413 en la salida y 158 llegados a meta, total, 255 abandonos, más del 60% de los que toman la salida.

Tiempo del ganador: 14h33’

Mi tiempo: 17h41’

Posición: 13

Las sensaciones que tuve durante estas casi 18 horas pasaron por varias fases. En primer lugar, ganas de luchar contra la tormenta de granizo. Una vez superada ésta las fuerzas seguían al máximo nivel, pero entonces entramos en un terreno cada vez más complicado. Anochecía y los kilómetros no pasaban. Ahora las dudas me venían a la mente: ¿podré acabar? En los controles nos informaban: “sólo lleváis quince delante”, y yo pensaba, ¿cuándo me llegará el hachazo? La noche crecía, la luna iba completando su ciclo, pero el hachazo no llegaba y aunque parecían eternos, los kilómetros efectivamente iban pasando. Así llegué a desconectar toda inhibición en la mente y poniendo en funcionamiento las últimas reservas no fijé otro objetivo que no fuera acabarla. Ya no tenía dudas. La iba a terminar. Amaneció, y la luz devolvió fuerzas a nuestras piernas que ya alcanzaban el penúltimo control. Finalmente, recorrer los últimos diez kilómetros fue un paseo, un duro paseo en el que la meta nos atraía como un imán. La alegría del último kilómetro fue la última sensación de la carrera, una alegría intensa, producto de horas de lucha contra la debilidad, las dudas y la oscuridad.

Pero en la crónica se entenderá mejor todo esto…

Pronto estará…

jueves, 2 de julio de 2009

PREPARATIVOS NURIA-QUERALT 2009



Ya está aquí, tres días para la salida y algunas dudas todavía respecto del equipo.

¿Los entrenamientos? OK, no he apurado por falta de tiempo, en las últimas semanas no he ido a tope, pero en una travesía de cerca de 100km creo que hasta me puede beneficiar.

¿La planificación del viaje? OK, me cuadran los horarios, el acceso a Berga es cómodo y no parece complicado llegar a Nuria..Desayuno a las 6h, para salir de casa sobre las 6h20’. Llegada a Berga a las 10h20’. Saco el dorsal y tomo la última comida fuerte antes de la travesía. Últimos preparativos del equipo de travesía: mochila, ropa y comida. Descanso un rato y poco antes de las 12h me pongo el equipo de carrera. A las 12h, autocar para Nuria.

¿La planificación de la travesía? OK, no me planteo un objetivo cerrado, voy a intentar hacer un buen tiempo pero sin conocer el recorrido es difícil pronosticar nada.

¿Las comidas? OK, buen artículo el de la web de la travesía http://www.92km.com/: CONSELLS DE NUTRICIÓ. El desayuno en casa, normal, como el de cualquier día, 20’ antes de salir. Durante el viaje plátano, galletas, agua y yogur líquido. En Berga comida a las 11h30’: pescado blanco con arroz, zanahoria y puré de patatas / fruta: manzana / yogur. Comidas suaves con cantidad justa para no complicar la digestión

¿Comida durante la travesía? OK, Hay bastantes controles y no veo dificultad en el avituallamiento, pero aún así, llevo almendras saladas, un par de geles de emergencia y tabletas Isostar.

¿Equipo? No OK. He preparado lo siguiente: forro polar, chubasquero-cortavientos, mallas largas, camiseta manga larga, guantes, buff, gorra y gafas. Todo esto en una mochila donde añado la frontal, la manta térmica, un silbato de emergencia, un brazalete reflector, la documentación las llaves y posiblemente una cámara fotográfica. Además llevaré la riñonera con el bidón y el móvil.

A mínimos, podría reducir ropa, según el tiempo previsto: sobraría el forro polar, las mallas, los guantes. El buff lo mantendría por el poco peso y los múltiples usos que tiene. Gorra y gafas serán necesarios si hace sol durante el primer tramo, hasta el Pas dels Lladres. La cuestión es qué temperaturas nos encontraremos en Saldes, a los pies del Pedraforca, donde llegaré de noche.

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FICHA DE LA PRUEBA

Associació de Muntanyencs Berguedans
XIX TRAVESSA NÚRIA - QUERALT4 i 5 DE JULIOL DE 2009
(http://www.92km.com/index.htm)


Caminada d'aproximadament 100 km i 9500 mts de desnivell acumulat, en un itinerari perfectament marcat, que va entre el santuari de Núria (Ripollès) i Berga, passant per els santuaris de Gresolet, Corbera i Queralt, a fer íntegrament a peu, caminant o corrent, i en menys de 24 hores.
Es puntuable per la XIIª Copa Catalana de Caminades de Resistència i és prova classificadora per l'Ultratrail del Montblanc amb 3 punts.

Retirada documentació: Berga, Passeig de la Pau a partir de les 10:30 del dissabte dia 4
Transport: a les 12h, en el Passeig de la Pau autocar de Berga a Ribes de Freser y tren cremallera a les 13:30 hasta el Santuari de Núria.
Sortida: Santuari de Núria entre les 15:30 i 16h.
Arribada: Parc del Lledó de Berga.Tancament a les 16h del diumenge dia 5

DADES TÈCNIQUES (antic recorregut)
1. Punt més alt: 2.540 m
2. Punt més baix: 745 m
3. Desnivell de pujada: 3.660 m
4. Desnivell de baixada: 4.890 m
5. Recorregut per sender: 47 km.
6. Recorregut per pista: 36 km.
7. Recorregut per asfalt: 10,4 km.
8. Recorregut per barranc: 0,6 km.
9. Rècord masculí de la prova: 9h.50’
10. Rècord femení de la prova: 13h.29’
11. Temps mitjà dels participants: 18h. 20’

COMUNICACIONS
Els controls estaran enllaçats mitjançant telèfon mòbil. Hi haurà un número d’informació durant la caminada:
646 63 89 72
INFORMACIÓ
Lluís: tel. 93 821 22 49 - 646 63 89 72e-mail: 92km@telefonica.netwww.92km.com



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miércoles, 27 de mayo de 2009

LOS 10.000 DEL SOPLAO

Camino de algún sitio…. (obtenida de http://picasaweb.google.es/mediomaraton/BTT)


No dejéis de pasaros por el rincón de “Retos Colegas”. Javi, un compañero de trabajo, es un aficionado a la bici de montaña. Como es de Bilbao, lo de aficionado significa que cada sábado, antes de almorzar, se mete más de 100 km para calentar, a ver si suda.

Hace unos meses me comentó su objetivo: Los 10.000 del Soplao,

http://www.diezmildelsoplao.com/pag/btt-perfil.html,

carrera de BTT de 165 km, con “algunos desniveles.

Le ofrecí espacio en mi blog para relatar sus entrenamientos y de la carrera y le pedí que no dejara de enviarme las crónicas y fotos. Pues ha cumplido y puntualmente me ha ido enviando los hitos más importantes de su preparación y la culminación con la carrera.

Me he enfrascado en la lectura de estas crónicas sintiendo las salpicaduras del barro del camino, la tensión de los brazos y manos en las bajadas y el desfallecer en las subidas. Cada una de las sensaciones que relata la reconozco en nuestras carreras de montaña a pie. El riesgo en las bajadas a tumba abierta en nuestro caso significa brincar sobre piedras de punta. Las subidas más duras nosotros las resolvemos también doblando los riñones. Y la estrategia, la dosificación y la planificación del recorrido, son igual de fundamentales en ambos casos. Ahora bien, en las carreras de montaña a pie hay un contacto más íntimo con el terreno. Son tus extremidades las que tocan el suelo, las que amortiguan cada golpe y absorben y superan las irregularidades. Hay momentos en los que te sientes bailando sobre las rocas. Es más primario, más básico y más “animal”. BTT tiene un componente de evolución, de progreso, requiere otras habilidades para usar la máquina y, por tanto, proporciona otras facetas de satisfacción. Por circunstancias y sensaciones me quedo con las carreras a pie, pero estoy seguro de que no me importaría probar el BTT de vez en cuando.

¡Enhorabuena Javi, por tus relatos y por tu carrera!

http://salycorre-articulos.blogspot.com/2009/04/javi-y-los-10000-del-soplao.html

sábado, 9 de mayo de 2009

MARATÓ I MITJA 2009: 2ª PARTE


Me voy situando junto a la valla, cerca del arco de salida. Preparo el cronómetro, solo cinco minutos para las 6. Se acerca el momento, hay previsto un minuto de silencio, la salida se dará a las 6 y un minuto. Es un minuto largo en el que no se oye ni una voz, tan solo los gorgojeos de los pájaros. Es impresionante escuchar las respiraciones de los casi 1500 corredores que estamos allí, se sienten latir los corazones y de repente ya estamos corriendo.

La masa de corredores se va estirando por la avenida del estadio. No tengo dificultad en colocarme en una zona adelantada, calculo que entre los primeros doscientos. Las conversaciones se van desvaneciendo y las luces de las calles también. Ya fuera de Castellón cruzamos el puente de la autopista y después de un par de curvas pasamos por delante de la Policía Local, No hay palabras de aliento ni mucho menos aplausos, pero casi ni me doy cuenta ya que comienzan unas pequeñas rampas hacia la urbanización que marca el inicio de la senda. Ahora es momento de mantener la posición e incluso mejorarla para evitar el tapón. Pensando en que en el primer tramo de senda podré recuperarme mantengo el paso en las cuestas y voy superando corredores. Es la primera apuesta de esta carrera y espero que me salga bien. Por fin la senda. Todo el grupo disminuye el ritmo y caminamos a tramos, pero también trotamos a veces. Fantástico, no ha habido ni una parada, trote, paso, paso, trote, vamos subiendo hacia la cantera. Con más tranquilidad alcanzo el borde de la cantera y me dejo caer bastante relajado. Mantengo un trote suave manteniendo posiciones y dejándome llevar por el grupo. De momento creo que he conseguido una ganancia importante de minutos por no parar y conviene afrontar con calma los próximos tramos.

Las rampas de bajada al golf son bastante fuertes pero cortas. Pronto se desvanecen en una agradable pista terrosa por la que correteamos hasta el cruce del primer barranco, donde el año pasado había que meterse en el agua hasta media pierna y que hoy baja seco. Pronto alcanzamos Borriol, pasamos por debajo de la autovía, un corto tramo de asfalto y hacia la sierra.

Las cuestas empiezan a apretar pero estamos frescos y mientras la senda lo permite conseguimos un trote regular. Estoy en un grupo que pretenden llegar entre las 7h30 y las 8h30, genial, si puedo seguiré con ellos, pero sin forzar. La senda desemboca en una pista y ya se huele la proximidad del primer control, La Pedra. Tramos de pista en falso llano que se convierten finalmente en llano y en franca bajada y otra lección aprendida de otras carreras, me dejo llevar suavemente en la bajada, incluso perdiendo alguna posición, el control está cerca y mejor llegar tranquilo, hay que beber y reponer alimentos.

En La Pedra marco 1h17’, importante descuento frente al 1h34’ del año pasado. ¿Conseguiré incrementar o mantener la renta o es un espejismo? Una parte de la ventaja corresponde a la rápida salida y a no haber cogido tapón en la subida a la cantera, ¿cuánto de esa ventaja se debe a un ritmo más vivo? Las dos próximas etapas serán un buen termómetro para averiguarlo. De momento me dejo llevar por las buenas sensaciones y encaro las bajadas hacia el Pou de Mollet. He parado apenas un minuto, el tiempo de beber tres vasos de agua y comer algún gajo de naranja y unos dátiles. Apenas he gastado agua del bidón, quizá no hubiera hecho falta llenarlo a tope, pero en la próxima etapa me vendrá bien.

Aquí los recuerdos son confusos, me veo en una senda cruzando barrancos con pocos desniveles que el año pasado eran atravesados por corrientes de agua, A pesar de lo que ha llovido este año vuelve a estar muy seco pero no temo que el calor nos vaya a molestar. Me mantengo en un grupo en el que van Charo y Ani, las que serán primera y tercera de la absoluta femenina. Me fijo en su forma de correr, y aunque en ocasiones paso delante, en general las veo con bastante más tranquilidad que yo. Bueno, estoy corriendo con ganas, me encuentro bien y me centro en no dejarme llevar por la euforia, bastante me costó eso en la última MPV. Así que, siempre conservador, voy manteniendo toda la regularidad que puedo incluso en las cuestas hasta el próximo control: La Bassa de les Oronetes.

Otros cuatro vasos, rellenar el bidón, comer naranja, plátano y dátiles, y cargo un par en los bolsillos. Buen parcial también, 1h3’, sacándole 10’ a la misma etapa del año pasado. Ahora toca bajar a la Rambla de la Viuda. Las rampas son pedregosas, hay que buscar muy bien los apoyos y evitar patadas a las piedras y pisadas en falso. La pendiente es fuerte y para no sufrir frenando hay que bajar con paso ágil y corto, y brazos abiertos para dar mayor estabilidad. Entramos en la rambla. Está seca y el avance sobre los cantos rodados es penoso. Aprovecho para tomar algún dátil y beber del bidón unos buenos tragos. Troto con dificultad por el cauce seco hasta atravesarlo y alcanzar las pistas del otro lado. Ahora viene una subida de once kilómetros, a mitad de la cual está Les Useres. Buenos síntomas en estas cuestas. Donde el año pasado me agotaba este año mantengo un trote regular, siempre conservador, pero no me hace falta reducir al paso. Otra vez recuerdos confusos pero creo que atravesando una carretera se encara la subida a Les Useres. Allí están las jaulas de los toros, donde todos los años, y el público que empieza a aparecer por la cuesta de entrada al pueblo. Es genial sentirse arropado por la gente, y casi en pasillo llegamos al polideportivo de Les Useres, tercera etapa de esta Marató i Mitja.

Otro buen parcial, 54’, llevo un acumulado de 3h14’, Mismo ritual, cuatro vasos mezclando isotónica y agua mientras me rellenan el bidón, naranjas, dátiles, plátanos… cargo en bolsillos y salgo adelante. He parado apenas 55 segundos, suficiente para hidratarme y reponer energías sin enfriarme. La salida de Useres es dura, atravesamos el pueblo por calles con bastante pendiente, pero luego, al comenzar la senda hay que superar una zona escalonada de mucho desnivel y se pone realmente difícil. Me acechan los recuerdos de otros años en estos lugares, donde desfallecía y perdía toda opción a mejorar tiempo. Ahora me lo tomo con calma, asumo mi falta de entrenamiento en cuestas y reservo para zonas más propicias. Esto me permite no agotarme ni malgastar energías que podré utilizar en terrenos con menor desnivel. De Useres a Sant Miquel hay varios toboganes de los que vuelvo a tener recuerdos confusos. Me encuentro con bastantes reservas, me va bien la hidratación y como no he dejado de comer en ningún control no preveo problemas para las próximas etapas. Aunque no tengo referencias claras creo que estoy manteniendo bastante bien la posición. Desde luego, espero ser sobrepasado por corredores con más fuerza en las cuestas ya que yo he jugado muy bien la salida y las primeras etapas y he obtenido una ventaja que me sitúa por delante de corredores más entrenados que yo.

Aparece Sant Miquel de Torrocelles, de nuevo la recarga y en 1’42” estoy de nuevo en marcha. Aquí he querido detenerme un poco más, por lo menos para respirar y comer sin atragantarme. El parcial de esta etapa ha sido de 1h22’, sigo mejorando respecto a los otros años. Empiezo a tener tranquilidad con mi objetivo de bajar de 8h, llevo un total de 4h37’, calculo mentalmente, otra hora y media para Xodos, una hora para subir a La Banyadera y poco menos de media hora para Sant Joan, total, tres horas, que dan sobrado margen hasta las 8h de objetivo. Se me ocurre que quizá podría hacer 7h30, pero no quiero hacer cábalas, me centro en el camino y en mantener un ritmo vivo y regular. El comienzo del ascenso a la Lloma Bernat es suave, incluso invita a trotar. Aquí coincido por ritmo con un corredor con el que comento las sensaciones y las dudas que tengo sobre si iniciar un trote o reservar. Me aconseja muy bien, me dice que con lo que nos queda por delante prefiere reservar, que más vale llegar sobrado que quedarse sin fuerzas en mitad de la Lloma. Así que me uno a él y mantenemos un paso rápido en el constante ascenso. Sin embargo, cuando la senda se convierte en pista encuentro que sin alterar mi ritmo voy pasando delante. Me sabe mal porque le veo más preparado que yo, pero me esfuerzo en mi ritmo y sigo sacando ventaja. Al cabo de unos minutos le he perdido de vista, ya no lo volveré a ver hasta meta unos minutos después de mi llegada. Allí me comentará que estaba teniendo problemas en los gemelos, con calambres, y que tuvo que aflojar la marcha para no empeorar la situación.

Superada la Lloma Bernat las vistas desde arriba son impresionantes. Me da muchos ánimos pensar que puedo fijarme todavía en el paisaje. Es la primera vez que giro la cabeza para ver al fondo del valle, es señal de que hay reservas de sobra. Vuelvo a centrarme en el camino, ahora ya más suave y de repente, a lo lejos y sobre una colina rocosa, aparece Xodos. Calculo que quedarán unos veinte minutos, que ciertamente se hacen interminables. Llegar a Xodos es duro pero la gente sigue en las calles animando a los corredores. El parcial ha sido de 1h 28’, y el acumulado 6h 6’. Si todo va bien tengo asegurado el sub-8, pero, ¿y 7h 30’?. Bueno, no me dejo llevar por la euforia ni por el exceso de ambición, hago una parada rápida de 56” y cargando esta vez con empanada de pisto y de espinacas (ya tenía ganas de darme un capricho) salgo al paso hacia la Banyadera.
Hay unos descensos bastante pronunciados en los que no me quiero lanzar por temor a castigarme los cuádriceps, Troto suave con vistas al comienzo de la senda, tremenda muralla que todos los años me deja clavado. Bueno pues aquí está. La senda ha empezado, doblo los riñones, meto las manos en los muslos y comienzo la subida. Imprimo un ritmo potente y me da resultado. Gano alguna posición, y veo que puedo seguir, que la regularidad se ha impuesto unida a la potencia. No puedo trotar, ni me lo planteo, pero el paso es fuerte y seguro. Pese a ser muy dura esta subida, es la última y eso da alas. En poco tiempo me encuentro en el Pla de la Creu y aquí ya no hay excusas para no trotar. Voy adelante y ya veo La Banyadera, 7h 8’, el parcial es de 1h 2’, puedo hacer 20’ de bajada a Sant Joan y tengo asegurado el sub 7h 30’. A diferencia del año pasado si que paro. Tomo dos vasitos de agua y sigo, habrán sido unos 10”. En la bajada no quiero jugármela. Aunque no consiga el sub 7h 30’ prefiero evitar riesgos. ¡Ja! Al cabo de unos minutos ya estoy brincando como una cabra. Me he encontrado con otros dos corredores que me han alcanzado en La Banyadera y ahora bajamos juntos, con un ritmo rápido pero cómodo para los tres. Va a ser una bajada fulgurante, contra reloj, sabemos que tenemos muy próximo el sub 7h 30’, y vamos a por él. Y así es, saltando y dando voces encaramos la última recta antes de meta. Esto es increíble, miro el cronómetro de meta, marca 7h 28’, ¿estoy soñando?

No solo la mejor Marató i Mitja, también creo que es la mejor carrera que he hecho hasta ahora. No me he sentido especialmente fuerte, ni iba muy motivado. Tampoco el desarrollo de la carrera ha sido muy épico, realmente me he visto conservador. Y salvo la trepidante bajada a Sant Joan o la salida hasta la senda de Borriol, el resto ha sido tranquilo. Pero sin encontrarme atléticamente brillante, sin embargo, ha habido un conjunto de factores que he jugado bien y que me han permitido conseguir este tiempo.

Preparación: sin hacer un número elevado de rodajes largos de 30km, si que me mantenido en un nivel alto de kilometraje, rondando las últimas semanas alrededor de los 80km. Entrenamientos puntuales de cuestas y muy buen fondo de resistencia. Esto ha resultado en tratamiento conservador de los desniveles, donde mi ventaja era inferior, pero el sistema locomotor (la mecánica) me ha funcionado a la perfección. Ni una contractura, ni inflamación, ni agujetas, ni ampollas, ligeros amagos de calambres bien controlados, y al cuarto día después de la carrera entrenando en el río con cierta normalidad.

Estrategia de alimentación e hidratación en carrera: tomo toda la comida pensando en que me aportará beneficios dos o tres horas después. Complemento los avituallamientos con almendras saladas, no he encontrado otra opción mejor para reponer sal. Salgo con el bidón lleno. Lo gasto durante la etapa, lo más pronto posible, y además de beber cuatro vasos en el control, pido que me lo rellenen.

Paradas: las más largas han durado poco más de minuto y medio. Las demás no llegan al minuto. En total calculo que habré parado cinco minutos, necesarios para hidratarme bien y comer sólido sin atragantarme.

Salida: rápida para evitar tapón. Calentando y estirando previamente para hacer una salida que me permita colocarme entre los primeros doscientos y no tener que hacer cola en la senda.

Cuestas: ligero trote en las primeras, pero a partir de Useres al paso, con fuerza e intensidad, pero al paso.

Bajadas: rápidas pero sin asumir riesgos.

Ritmo general de carrera: lo más regular posible, centrándome más en mi propio cronómetro que en la posición que ocupo respecto de los demás. Evitando “competir” con los demás corredores, interiorizando que la carrera es contra el reloj, contra mis límites, no contra los demás.

Posiciones a lo largo de los controles:

BORRIOL 94

ORONETES 93

USERES 97

TORROCELLES 105

BANYADERA 99

En la evolución en la posición que ocupo en cada control se aprecia mi déficit de entrenamiento de cuestas. La regularidad que he mantenido no es la necesaria para esta carrera. Justamente a partir de Useres las cuestas empiezan a ser muy fuertes y es donde empiezo a perder puestos.

Conclusiones:
- No puedo evitar pensar en el próximo reto: si hay Mim 2010 tendré que ir a por sub 7h.
- Para ello hay que entrenar las cuestas, falta fuerza en las piernas.
- Los 28’ que tengo que ganar tienen que estar en los controles de Sant Miquel, Xodos y Banyadera, a razón de 10’, 10’ y 8’. El resto lo veo muy difícil de mejorar.

Ahora… ¡a descansar!