domingo, 21 de marzo de 2010

MARATON DE VALENCIA 2010



Un año de entrenamientos, carreras por montaña, medias maratones, y series, ¡por fin series!, así hasta 2010, febrero, el 21, la cita: MARATÓN POPULAR DE VALENCIA.

Un mes de enero complicado por el 10K y el GR10-Xtrem, y un febrero salpicado de catarros que, paradójicamente, me ayudan a llegar en las mejores condiciones a la maratón. A la fuerza tengo que interrumpir los entrenamientos para recuperarme del resfriado y aprovecho para descansar y no cometer el frecuente error del sobreentrenamiento.

Feria del corredor en el Hotel Sorolla: recogida del dorsal y paseo por los stands. ¡Zapatillas al 50%! ¡Deme las mejores! ¿Qué hacer? ¿Corro con las Pegasus de tres años y 1500km o con las nuevas ASICS T913N a estrenar? Rompo todos los tabús y me calzo las nuevas, si he de “cascar” que sea con motivos.

Despertador a las 6,30, tiempo suficiente para desayunar y llegar a tiempo a la salida sin prisas. Aparco detrás de Viveros, calle Jaca, y paseo hasta la Alameda. Día frio y nublado, son las 7,45 y me dirijo hacia los guardarropas para quitarme el chandal y dejar la bolsa de equipaje. Ahora ya no hay más remedio que trotar para no quedarme helado. Se acerca la hora de la salida, abren los cajones y paso al mio: 3’30, para un tiempo objetivo de 3,15.

Cuenta atrás… y por fin, pistoletazo de salida, y ya estamos corriendo. Primeros metros como siempre, defendiendo la plaza en medio del grupo. Busco desesperadamente la escapatoria, no me gusta correr rodeado, prefiero marcar mi ritmo. Por fin, a los tres o cuatro kilómetros consigo zafarme y, por un lateral, ¡soy libre! Se trata del grupo de 3,15. No me quiero separar mucho de ellos, pero prefiero correr separado.

Me propongo manejar ritmos de 4’35”, pero me encuentro muy bien y de repente me veo pasando los kilómetros entre 4’26” y 4’30”. Sé que debería aflojar pero disfruto demasiado para hacerlo. Paso los 10K sin novedad y en el avance hacia la media maratón tengo que seguir refrenándome, pero será hacia el km 30 donde comience a sentir los efectos del esfuerzo. Los ritmos caen hacía el 4’35”, no me preocupa puesto que era justamente lo previsto para toda la maratón, pero hacia el km 35 esto también empieza a ser difícil. El 4’41” hace su aparición, y para quedarse. Y en el avituallamiento del km 40 caigo a un 4’53”. Me rebelo contra esto y gracias a los ánimos de Chema consigo avivar el ritmo de nuevo. Parece que funciona, pero al cabo de unos minutos empiezan a aparecer unos amagos de calambres en los isquios. No, aquí tengo que tomar decisiones con la cabeza fría, he ido muy bien hasta ahora para jugármela al final. Reduzco considerablemente el ritmo durante unos momentos. Trato de recomponer mi mecánica, tengo la musculatura de las piernas bastante forzada y hay que soltarla. Esto va funcionando, poco a poco puedo recuperar la zancada, tan solo un kilómetro más, pero, ¿con que tiempo? Es el km 41, si no vuelvo a pinchar creo que tengo asegurado el sub 3,15. La recuperación de unos minutos atrás me ha hecho mucho bien. Ahora puedo ir aumentando gradualmente la velocidad. Cojo un lateral para no molestar a los otros corredores mientras acelero y voy superando los últimos centenares de metros. Última curva antes de meta. Corremos en pasillo, es emocionante. Encaro la recta de llegada, veo al fondo el crono que va marcando los segundos, ¡estoy en el 3,13!, un esfuerzo más, una última aceleración y ¡conseguido! Finalmente, 3h13’49”, arañando 5 minutos a la marca del año pasado.

El último esfuerzo me ha costado una sobrecarga en la pierna izquierda, en vete tú a saber qué músculo. Me detengo cojeando, a duras penas puedo dar unos pasos hacia la la zona de descanso, retirada de chip, refrescos, medallas, etc. Pienso en que apenas unos minutos atrás estaba corriendo sin sentir ningún dolor, sin otro pensamiento en la mente que la meta, el crono, marcando el ritmo con cada zancada. Ahora siento mil alfileres clavándose en mis pies a cada paso. Preveo un mes de recuperación. No ha sido uno de mis peores excesos, pero he estado cerca del límite.

Hoy acabo de escribir esta crónica y de forma algo apresurada. Justo un mes después de la carrera. Hoy he hecho mi primer entrenamiento largo: 28km por la via fluvial del Turia. Solo he podido mantener el ritmo hasta el 23, a partir de ahí los últimos 5km han sido nefastos. La única fuente del recorrido (en Manises), está seca. Las zapatillas no me han ido bien, mejor reservarlas para distancias cortas.

La maratón es una carrera dura, muy dura, y con una sombra demasiado alargada. Pero todavía no ha terminado…