La Sierra Calderona está a escasos 30 minutos de Valencia.
Es la zona de monte, pinada y fuentes más próxima a la capital y eso hace que
sea especialmente apreciada por todos aquellos a los que nos gusta la
naturaleza. Ha sufrido innumerables incendios que se tratan de paliar mediante
acciones regenerativas. Las cumbres están casi peladas, tan solo protegidas por
un manto de matorral, pero los barrancos se convierten en verdaderas selvas
donde la humedad, que persiste incluso hasta en verano, permite el crecimiento
de una tupida vegetación. Algunas sendas que discurren por estos barrancos nos
acercan a un mundo escondido, repleto de sonidos de aves e insectos con
visiones fugaces de pequeños animales.
Estanque en la Cartuja de Portacoeli |
La afición a correr es la que me lleva con bastante
frecuencia a recorrer los caminos y sendas que cruzan la Sierra Calderona.
Algunos son antiguos, utilizados desde tiempos remotos, pero otros han sido
trazados recientemente para facilitar el acceso de los medios y recursos de
extinción ante el elevado riesgo de incendio que se soporta cada verano. En
total forman una densa malla que permite diseñar gran variedad de recorridos
pasando por las fuentes o las cumbres más significativas.
Roquedos |
Algunos ejemplos de rutas son:
Rebalsadors
Aunque hay dos sendas para alcanzar respectivamente el
vértice geodésico y el mirador, en este caso se utilizan los caminos que
conducen a ellos y al tercer vértice donde se ubica una caseta con una antena,
en las proximidades de la nevera de Rebalsadors.
Fuentes de la
Calderona
Fue una ruta de entrenamiento muy ambiciosa hecha en julio
de 2013 que acabó con nuestras fuerzas, sobre todo, por el calor. Se unen un
gran número de fuentes de esta Sierra, desde Barraix en el extremo oriental
hasta Tristán en el occidental, esta última sin agua lamentablemente. A
destacar la Font de la Gota donde fluía un agua buenísima que en pleno mes de
julio con un calor abrasador suponía un oasis de frescor. La del Llentiscle y
la de la Prunera muy agradables también pero que por la hora temprana a la que
las alcanzamos no les dimos la valoración justa. Y la de Marianet, y la de
l’Ombría, y la de l’Abella, y la del Marge… ¡tantas y tan buenas!
Serra, Segart y Canal
del Garbi
Caminos y sendas que nos conducen a uno de los puntos más
divertidos de la ruta: la Canal del Garbí, un barranco escarpado donde hay que
usar las manos en ocasiones.
Quatre Fonts
Cuatro fuentes escogidas para trazar una ruta por dos
balcones de la Calderona: el primero el de la Font de l’Abella, con vistas a la
huerta y golfo de Valencia, y el segundo sobre el valle de Lullén, con La
Pobleta y la Cartuja de Portacoeli a nuestros pies.
Pico del Águila
(Gátova) desde Portacoeli
Un largo recorrido de pista nos permite alcanzar la ruta de
los molinos de Gátova y llegar a su Pico del Águila. A pesar del cemento que
cubre el último tramo de la subida, vale la pena llegar a la cumbre para ver
enfrente la tremenda muralla que forma la Sierra de Espadán y al fondo, detrás
de todo, en la lejanía pero sobresaliendo sobre el horizonte, el mítico
Penyagolosa.
El Gorgo
También desde Portacoeli y pasando por Tristán podemos
ascender al techo de la Calderona. Una cumbre que, pese a ser la más alta, no
destaca por sus vistas al estar en el interior de la sierra.
Portacoeli-Serra
Esta ruta circular aunque repite varios tramos ya conocidos
nos permite tener una perspectiva amplia de la zona rodeando el Rebalsadors.
Después de bastante tiempo recorriendo estos caminos ha sido
este último fin de semana cuando me he llevado la sorpresa: sin haber terminado
el invierno y las fuentes están secas. No todas, por supuesto, pero la Font de
Deula no tiene ni humedad. La de Tristán, rara es la vez que tiene agua, pero,
lo que es más grave, la Font de Potrillos también está seca, y de la de Barraix
solo cae un hilo de agua. Hoy leo un artículo en prensa, “el invierno más seco
en Valencia”, lo explica la Aemet: “de 151 años con registros en la ciudad,
nunca en un invierno se había registrado tan poca agua”.
Manantial del Marianet |
¿Qué responsabilidad tenemos nosotros? Aunque demos por
buenas la variación natural del clima, la sociedad tiene una evidente
culpabilidad: nunca la producción de CO2 había sido tan alta como ahora, ni
nunca el consumo de agua había alcanzado las cotas actuales. ¿Estos factores
producen unos efectos significativos? Parece ser que sí. Los acuíferos se secan
porque se extrae más agua de la que llega. Respiramos más CO2 que jamás en la
historia de la humanidad. El efecto invernadero es una realidad. Hay ciudades
tan contaminadas que en ocasiones se tiene que aconsejar la permanencia de los
ciudadanos en los hogares. Si hay algo que los seres vivos necesitan para vivir
es el aire y el agua, y ambos los estamos deteriorando aceleradamente.
Está claro que la naturaleza sigue su curso y que los ciclos
climáticos van a seguir alternándose independientemente de la acción humana.
Pero igual que cuando voy a la montaña trato de que mi presencia no deje rastro
negativo alguno, no estaría de más que, en general, nos planteáramos el paso
por la vida de la misma manera. Simplemente, y no es tan simple, que nuestra
existencia no implique la destrucción del resto.